El blanco y azul fue ayer el color que predominó en la ciudad. Blanco y azul en el cielo que propició un hermoso paseo por los templos donde la liturgia también se vestía de blanco y azul para recordarnos el dogma de la Purísima Concepción de la Virgen María.

Esta devoción a la Siempre Pura quedó ayer perpetuada entre el abanico de advocaciones de las titulares marianas de nuestras cofradías expuestas a la veneración de los fieles en besamanos. Así se pudo ver a la Virgen de la Palma en San Lorenzo, Concepción en Santiago, Gracia y Amparo en San Nicolás, Reina de los Angeles en Capuchinos, Alegría en Santa Marina, Mayor Dolor en su Soledad en San Cayetano, Esperanza del Valle en Beato Alvaro y al otro lado del río la Virgen del Dulce Nombre en San José y Espíritu Santo y la Encarnación en Jesús Divino Obrero.

Si tuviéramos que destacar algo nos quedamos con la impecable presentación de las imágenes, ataviadas en su mayoría con selectos encajes, destacando la Virgen de la Concepción o la Reina de los Angeles. Si hubiera que echar algo en falta es el color celeste en el manto de alguna de estas dolorosas con el que esta celebración cobraría más sentido, algo que destacó en la Virgen de la Alegría que como el día de ayer hizo gala del blanco y azul.