El acuerdo entre Turkmenistán, Afganistán y Pakistán, firmado el pasado 27 de diciembre, sobre la construcción de un gasoducto para exportar el gas turkmeno hacia el océano Indico es un primer paso hacia una histórica transformación de la industria de la energía en el siglo XXI. El gasoducto transafgano, que se ha venido gestando desde hace años, es punta de lanza de los intereses energéticos de Estados Unidos en Asia central y la clave del futuro abastecimiento de combustible en el sur continental.

El combustible, que era factor fundamental en la guerra del Golfo de 1991, impregna también la actual cruzada de Estados Unidos contra el terrorismo internacional. La presencia militar extendida desde Turquía hasta Pakistán a raíz de la exitosa campaña contra el régimen talibán en Afganistán permite a Washington tender oleoductos y gasoductos hacia las inmensas reservas naturales de las antiguas repúblicas de la Unión Soviética. Si en los siglos pasados, las guerras en Afganistán surgían cuando monarquías o comunistas soviéticos buscaban acceso a los puertos del Golfo, hoy se trata de garantizar corrientes de combustible a los aliados de EEUU en Asia.

LOGRO ESTRATEGICO

"La presencia militar en Afganistán y en las antiguas repúblicas soviéticas de Asia es un gran logro estratégico para Estados Unidos, así como lo es en los países petroleros del Golfo. Ahora Washington puede cumplir su antigua ambición de dirigir las corrientes de combustible, procedentes de Azerbaiyán, Kazajstán, Turkmenistán y Uzbekistán, hacia sus aliados en el área sin pasar por Rusia ni por Irán", dijo a este diario Vladimir Slutskov, director del departamento del análisis estratégico de uno de los mayores consorcios de gas rusos, ITERA.

Según los estudios rusos, Azerbaiyán, Kazajstán, Turkmenistán y Uzbekistán poseen en conjunto reservas de 15.000 millones de barriles de petróleo. A su vez, Turkmenistán tiene al menos 20 billones de metros cúbicos en reservas de gas natural. Los yacimientos de gas turkmeno de Dovletabad y Donnez suponen la cuarta mayor reserva mundial.

El acuerdo tripartito firmado en Ashgabat, capital de Turkmenistán, por el presidente turkmeno, Saparmurat Niazov, su homólogo afgano, Hamid Karzai, y el primer ministro paquistaní, Zafarullah Jan Jamali, prevé la construcción de una línea de 1.460 kilómetros que transportará gas natural desde los yacimientos de Dovletabad hasta el puerto paquistaní de Gwadar, en el mar de Arabia, cruzando puntos claves de la geografía afgana como Herat y Kandahar. El proyecto incluye también la construcción de una autopista que pasará por estas ciudades.

LOS INGRESOS

El gasoducto, que costará en torno a 2.000 millones de euros, garantizará unos 300 millones anuales a la deprimida economía afgana, generando al mismo tiempo unos 12.000 puestos de trabajo. Según Hamid Karzai, estos ingresos facilitarán "la construcción de autopistas, mejorarán las comunicaciones y permitirán el desarrollo de los ferrocarriles".

La construcción del gasoducto también ofrecería a Afganistán una alternativa fuente de ingresos, que reduciría la dependencia de la economía nacional de la venta de drogas. En la financiación del proyecto del gasoducto