Cuando la nobleza de sangre, sometido a una educación estricta y sabia, se acompaña de una sensibilidad proclive a la defensa del prójimo desvalido, surgen personalidades como Teresa Sánchez de Cepeda y Ahumada, nacida en Avila el 28 de marzo de 1515. Personalmente me congratulo que TVE haya conmemorado durante todo este fin de semana el V Centenario de su nacimiento con el serial Teresa de Jesús . No tuve la ocasión de verlo en 1984 cuando fue estrenada esta obra de arte, ahora en versión "remasterizada", dirigida por Josefina Molina. Los guionistas históricos literarios --Carmen Martín Gaite y Víctor García de la Concha-- se han amoldado a la guionista cinematográfica, Josefina Molina, y ahí radica el secreto de este buen documental, a la altura de los que nos vende la BBC. Son tantos los detalles del buen cine que configuran esta joya cinematográfica: la fotografía, la música, los escenarios donde transcurre la vida de la Santa que no son de cartón piedra sino reales. El paisaje de Castilla, canto a la naturaleza cuando Teresa besa una florecilla con más fervor que al besar un crucifijo. "Los libros son imprescindibles para el espíritu", nos dice la monja interpretada maravillosamente por Concha Velasco. Cómo los guionistas han ahondado en su Autobiografía que nos describe años juveniles alegres nada oscurantistas. O su célebre Las Moradas , amor místico espiritual con ramificación física tan explícita en una escena donde oímos los gemidos amorosos de Teresa. Y aquella escena con la princesa de Eboli, dos mujeres nobles tan distintas.

* Periodista