ENTREVISTA | Ignacio Fernández de Mesa Expresidente de Asaja Córdoba

«Sin la PAC, el campo cordobés habría sido un desastre»

Ignacio Fernández de Mesa, expresidente de Asaja Córdoba

A. J. González

Rafael Verdú

Rafael Verdú

-Usted ha estado casi un cuarto de siglo al frente de Asaja Córdoba y en este tiempo la asociación, no solo en Córdoba, se ha convertido en un referente. ¿Cómo se ha conseguido eso?

-Es bastante tiempo, ¿no? La verdad es que no he sido yo solamente. Antes de entrar en Asaja, no estaba conforme con el funcionamiento de la casa para nada, era una cosa difusa y de escasa representatividad. Me costó asumirlo porque me cogía de improviso y acepté al final. Yo creo que esto es la obra de 24 años y 40 personas, un equipo de trabajo importante, muy coordinado, en el que no ha habido fallas.

-¿Son la asociación con mayor representación en la provincia?

-Tengo que decir que sí. Se ha demostrado jurídicamente, a través de una sentencia que ganamos frente a mis colegas de la UPA y COAG, en la que no fueron capaces de presentar socios. Y nosotros sí presentamos todo lo que teníamos justificado con las cuotas.

-¿Cuántos socios tiene ahora mismo Asaja Córdoba y cuántos había cuando usted asumió la presidencia?

-Ahora, unos 5.500. Cuando yo entré aquí, mi antecesor, cuando le pregunté cuántos socios había, me dijo 60.000. Y yo me dije, ¿eso cómo puede ser? Eso es toda Córdoba. Era una organización agraria un poco etérea. La verdad es que entonces yo creo que había pocos socios.

Cuando pregunté cuántos socios había cuando llegué, me dijeron 60.000... Eso es toda Córdoba

-El campo tampoco tiene nada que ver ahora con lo que había a finales de siglo, ¿no?

-El campo ha cambiado radicalmente. Nos han hecho cambiar las políticas de Bruselas, la globalización, la necesidad de competir con otros países que están en mejores situaciones que nosotros. Nos ha hecho cambiar la Política Agraria Común y nos ha hecho cambiar el clima. Y nos ha hecho cambiar también la falta de mano de obra que estamos ahora mismo padeciendo.

-Entiendo que el cambio ha sido para mejor.

-No solamente ha ido mejor, sino que ha servido para sobrevivir. Ha aumentado la productividad. Han disminuido los activos dado que las superficies son ahora mismo un poquito más grandes. Y, en definitiva, la tecnología ahora mismo impera en la agricultura y la ganadería.

-¿En qué aspectos se ha avanzado más?

-Yo veo un punto muy interesante con respecto a la ganadería en la integración. Ya no están tan dispersos, sino que están más unidos. En cuanto a la agricultura, los sistemas de riego han cambiado diametralmente y ahora mismo impera un sistema de riego por goteo más racional y con menos consumo de agua. Se ha avanzado en conocer más las necesidades de fitosanitarios que tiene el campo y la producción integrada, ya no se echan productos a lo loco, sino cuando verdaderamente lo necesita el campo. Todo ha mejorado mucho.

Ignacio Fernández de Mesa, en la sede de Asaja Córdoba.

Ignacio Fernández de Mesa, en la sede de Asaja Córdoba. / A. J. GONZÁLEZ

-Las nuevas tecnologías han llegado para quedarse y hoy en día se puede hacer casi de todo con el móvil, incluso en el campo. ¿Han sabido adaptarse bien los agricultores y ganaderos cordobeses?

-Poco a poco. Por ejemplo, existen técnicas que verdaderamente no están al alcance de todos. Eso tiene que ir poco a poco y no a la trágala. La tecnología ha entrado para no irse y lo ha hecho como un elefante en una cacharrería. Cuando una persona tiene más de 65 años, la banca está obligada a darle servicios como una ventanilla. En la agricultura nos han dejado atrás y han entrado directamente las máquinas sin necesidad de ese mostrador para que los que no están al corriente puedan hacerlo. Los agricultores tienen una edad muy avanzada de media y nos está costando mucho el cambio en las explotaciones.

-O sea, que todavía necesitan una mano con las tecnologías.

-Necesitamos el uso de las nuevas tecnologías, sin duda. Cuando yo empecé, la Administración tenía personal al que podían acudir los agricultores para enseñarles ciertas técnicas o información. Eso desapareció totalmente. Cada agricultor y ganadero es un autónomo que necesita personas competentes y honradas que les orienten, como las que hay en las organizaciones agrarias como Asaja.

-Comentaba antes que hay menos explotaciones. Sin embargo, al mismo tiempo se ha conseguido aumentar la producción agroalimentaria.

-Sin duda, por dos motivos. En primer lugar, por la tecnología. Y eso, a su vez, ha ido de la mano de la aplicación de las economías de escala. Al haber menos activos humanos, hay más superficie por persona. Y eso aumenta la rentabilidad y la capacidad productiva.

-¿Habrían sido posibles todos estos cambios en el campo cordobés sin la PAC?

-Sin la PAC esto hubiera sido un desastre. En España hubiéramos sido incapaces de competir con esos productores tan desleales que tenemos en países terceros. La PAC supone un complemento de renta de un 25% de los ingresos, lo que le da un margen de maniobra a los agricultores para poder pensar lo que tienen que hacer. Yo creo que la PAC, desde 1986, es un hecho de una incuestionable validez y apoyo a nuestro sistema económico agrario, sin duda.

El campo ha cambiado radicalmente, por las políticas de Bruselas o la globalización

-Volveremos luego a la PAC, pero quería preguntarle antes si cree posible incrementar los regadíos en la provincia.

-Es absolutamente necesario. Si no hay agua, no hay vida. Córdoba tiene una pérdida de 280 hectómetros cúbicos de anteriores planes hidrológicos que estaban aprobados y pendientes de su ejecución y que han sido olvidados. Estoy convencido de que, si examinamos nuestra cuenca, caben mayores obras hidráulicas que permitan el almacenamiento de un bien tan magnífico y tan escaso como es el agua.

-Pero la CHG ya ha advertido de que hace años que no se conceden nuevas dotaciones de regadío.

-No hay tantos cultivos herbáceos como para la cantidad de agua que sale. Este es un tema que no está verdaderamente bien controlado y hay que mejorar. Una cuestión que yo nunca alcanzo a comprender son los riegos del arroz. Son 34.000 hectáreas que requieren un cuarto de la dotación para todo el Guadalquivir, donde puede haber en torno a un millón de hectáreas de regadío. Creo que esto hay que arreglarlo. Quiero que el arroz exista, pero con la cantidad de agua necesaria.

-Volvamos a la PAC. ¿Qué habría que cambiar para dejarla a gusto de agricultores y ganaderos?

-Es preciso cambiar una postura proteccionista medioambiental excesiva e innecesaria. Ahora vienen más y más normas, guiadas por unos ecologistas que dominan en Bruselas y a los que los políticos les tienen mucho miedo. Hay que proteger el medio ambiente, en eso estamos de acuerdo porque el agricultor vive en el medio ambiente y uno no puede destruir su negocio. Pero hay un abuso de políticas y decisiones ambientalistas. Eso hay que corregirlo.

-En estos 24 años, usted habrá participado en innumerables negociaciones para el convenio del campo. ¿Cómo han sido las relaciones con los sindicatos?

-Creo que dentro de la tensión que todo convenio colectivo conlleva han sido cordiales. Ahora mismo tenemos una situación muy difícil, puesto que los convenios del campo están superados por los reales decretos que vienen del Gobierno, en los que establecen subidas de un 5% o lo que determine al margen de la negociación colectiva. En los últimos años, la subida del salario mínimo interprofesional ha sido de un 54%. Eso lo que hace es machacar la negociación colectiva y nos hace difícil tener una posición razonable. Sobre todo ahora mismo, cuando tenemos la amenaza de una disminución de una jornada en dos horas y media.

La tecnología ha entrado para no irse y lo ha hecho como un elefante en una cacharrería

-¿Y con las otras patronales?

-Hay una relación de reconocimiento y amistad. Además, en los últimos tiempos hay una coordinación absoluta en defensa de los intereses de la agricultura y la ganadería.

-Ahora Asaja y otras patronales plantean la posibilidad de recurrir a contingentes extranjeros para la próxima campaña del olivar. ¿De verdad lo cree necesario?

-Yo solamente puedo contar el problema que tienen los olivareros para recoger la aceituna. O los citricultores, que en muchos casos han tenido que dejar naranjas en los árboles o en el suelo porque no han podido recogerlas. ¿Por qué pasa esto? Pienso que la gente de los núcleos rurales se resiste a trabajar en el campo porque se ven atraídos por las demandas de empleo hipotéticas en las grandes ciudades. La fuerza trabajadora en Córdoba son 70.000 personas en el campo, y de esas en la pasada campaña yo creo que han estado activos unos 35.000 o 40.000. La mitad. Hay una cantidad de personas que se resiste a trabajar en el campo cuando las condiciones realmente son bien diferentes: la jornada es muy reducida, las herramientas que tienen los trabajadores no requieren un gran esfuerzo... Por eso yo creo que esta situación refleja un rechazo personal a la agricultura, más que por razones de trabajo o económicas.

-¿Cómo vería un convenio del campo andaluz o incluso nacional?

-No forma parte de nuestro pensamiento, ni a nivel nacional. Son muy diferentes las agriculturas y las ganaderías en las 50 provincias. Una uniformidad en este tema yo lo veo muy complicado, muy difícil. Hay zonas que son más rentables, que pueden desarrollarse con una situación diferente de sueldos.

-¿Sigue estando la situación tan mal como hace dos años, cuando comenzaron las protestas?

-La situación persiste, por la política ambientalista de Bruselas, que nos pide cumplir más y más obligaciones ambientales. Y eso sigue ahí. Tenemos un futuro oscuro e impreciso con respecto a esos temas. Hay una falta de decisión por parte de la Unión Europea a la hora de exigir cláusulas espejo para las importaciones que vienen de países terceros, producidas en condiciones laborales muy diferentes, o con el uso de fitosanitarios o fertilizantes. Creo que la conflictividad, desde ese punto de vista, sin duda va a seguir.

-¿Prevé un nuevo ‘otoño caliente’?

-Se va a calentar, puesto que ni desde Bruselas ni desde Madrid se toman las decisiones que permitan buscar una mayor productividad sin tantas limitaciones.

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