La Danza de las Espadas deslumbra ante la mirada de miles de visitantes

Con merecimiento se ganó el pasado año la localidad de Obejo la declaración de Bien de Interés Cultural de su tradicional fiesta de San Benito Abad, patrón de la localidad. Y lo ha conseguido por méritos propios, ya que sigue manteniendo viva una tradición secular como es la Danza de las Espadas. 

La Danza de las Espadas

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Aunque todos esperaban el momento álgido, en el que Luis Puerto, el mayor de los danzantes, es ahorcado entre la mirada impasible de la multitud, la fiesta se vivió en un entorno de hermandad y familiaridad. El hermano mayor, Antonio Ruiz, comandaba a la veintena de danzantes junto al maestro, en un recorrido que partía desde la ermita de San Benito hasta el lugar de costumbre, en una explanada terriza situada a un nivel más bajo del santuario.

Acordeones y panderetas

Por la mañana hicieron lo propio en el pueblo, como a modo de ensayo, para luego, al son de la música de acordeones y panderetas, con ritmos ancestrales, salir todos en fila de dos tras la eucaristía y con San Benito como epicentro, en cuyo atuendo colgaban decenas de billetes como ofrenda de los peregrinos. Acudieron a la fiesta no solo vecinos de esta pequeña localidad de poco más de 400 habitantes, sino también de los pueblos vecinos de Pozoblanco, Villanueva, Adamuz, Alcaracejos y Cardeña. No se quisieron perder este momento, en el que este año ha destacado, como novedad, el estreno de un traje femenino realizado por el diseñador de moda de la localidad, José Rojas, y que vestía Jennifer Molina. 

La Danza de las Espadas también llamada Baile de Bachimachía, simboliza el arte guerrero de los pueblos bárbaros y es la tradición más arraigada de la localidad serrana de Obejo. 

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