Reportaje

El último "milagro" de El Santo

En la madrugada del 14 al 15 de julio de 2004, horas después de la Encomendación del pueblo de Montilla a Solano, un enorme estruendo sobrecogía a las familias

Tras el desprendimiento, se cubrió la zona con una lona verde. | JOSÉ ANTONIO AGUILAR

Tras el desprendimiento, se cubrió la zona con una lona verde. | JOSÉ ANTONIO AGUILAR

Juan Pablo Bellido

Juan Pablo Bellido

Han pasado veinte años pero, para muchos vecinos y feligreses de la parroquia de San Francisco Solano, es «como si hubiera ocurrido ayer». En la madrugada del 14 al 15 de julio de 2004, apenas unas horas después de haberse celebrado la tradicional Encomendación del pueblo de Montilla a Solano, un enorme estruendo sobrecogía a las familias que residen en las inmediaciones del templo patronal que, al asomarse a sus ventanas, creyeron advertir una leve polvareda que parecía salir desde el interior .

Tras acceder al templo, la imagen que pudieron contemplar las personas que acompañaron al párroco Jesús Corredor -pregonero de la edición 2024 de la Feria de El Santo- no pudo ser más descorazonadora: una parte del retablo central se había desprendido sobre el altar mayor que, tan solo unas horas antes, había acogido una de las funciones centrales de los cultos en honor del patrón de Montilla. Precisamente por eso, muchos quisieron ver en ese hecho el último milagro de El Santo.

Ya con las primeras luces del día se pudo comprobar que el frontón superior del retablo había perdido la sujeción al muro, provocando un desprendimiento de algunos elementos secundarios del retablo mayor que, según recogió entonces José María Luque en Diario CÓRDOBA, «no sufrieron graves daños al caer sobre el presbiterio del templo patronal».

Un remate impidió el desplome completo

Los técnicos pudieron constatar que un remate decorativo situado en el techo de la iglesia, sobre el busto policromado de Dios Padre, había impedido el desplome completo de toda la parte superior del retablo mayor, realizado en madera dorada por Gaspar Lorenzo de los Cobos, gracias al encargo que recibió en 1728 de manos de Francisco Sánchez Prieto, mayordomo de la Obra Pía.

Las labores de reparación del retablo, que no arrancaron hasta pasado el verano, obligaron a desmontar los tres cuerpos del ático semicircular que remataba el altar mayor, donde se venera la imagen más conocida del patrono, que acaba de ser restaurada por la artista Inmaculada Navarro Polonio.

A su vez, las actuaciones permitieron acceder al espacio entre el retablo y el muro frontal de la iglesia para conocer la situación de los travesaños que sujetaban los diferentes cuerpos de la obra con la pared. Además, los técnicos del Obispado analizaron el estado de la madera, de las imágenes y el resto de elementos ornamentales de esta valiosa pieza barroca.