Festival de la Guitarra

Egberto Gismonti y su virtuoso viaje por la música en el Gran Teatro

Egberto Gismonti, mundialmente conocido como multiinstrumentista y compositor, deleitó anoche con su espectáculo al público cordobés que asistió al concierto

Ha salido al escenario solo como los grandes veteranos como él pueden hacerlo. Tranquilo, sereno, él y la compañía de su guitarra. Atrás de él ha quedado también un piano con el que más adelante deleitaría a todos los allí presentes. 

Y solo ha hecho falta eso, su presencia, para que el público le regalara el primer cálido aplauso de la noche. Se ha sentado, tomándose su pequeño tiempo de preparación, y acto seguido ha comenzado a acariciar la guitarra de una manera tan delicada y deliciosa que atravesaba el alma, dejando un silencio sepulcral en el Gran Teatro. Silencio que nadie se ha atrevido a romper, porque ese aura y esa magia tan especiales que se estaban creando no podían dejarse escapar por ningún lado. 

Egberto Gismonti, se dice pronto, un virtuoso de la guitarra y del piano, o de la música en general por qué no decirlo, que, a sus 76 años, ha encandilado por completo al público cordobés que ha querido disfrutar en la noche de este sábado de su arte.

Un toque muy especial

Ha hecho sonar aquella guitarra de maneras que solo él podría hacerlo. Creando sonidos completamente únicos y con cuya técnica deslumbrante ha sido capaz de evocar una paleta de colores casi orquestal.  Lo mismo ha sucedido al piano, donde cada nueva tecla que tocaba parecía contarte una nueva historia y querer transmitirte una nueva emoción a través de ese sonido suyo tan característico que viaja entre la tradición de su Brasil natal y la música clásica

Ha presumido, además, durante la casi hora y media de concierto de un virtuosismo realmente mágico y exquisito, que ha dejado constancia del porqué de su reconocimiento a nivel mundial como uno de los grandes multiinstrumentistas de las últimas décadas.  También ha habido tiempo para compartir, entre pieza y pieza, anécdotas de su obra, de todo aquello que durante todos estos años le ha inspirado, de los autores a los que admira y de todo lo que gusta contar y transmitir a través de su música. 

Punto y final

Un espectáculo que ha puesto el punto y final a una cartelera de conciertos de lo más variada en un Gran Teatro que, en esta 43ª edición del Festival de la Guitarra de Córdoba, ha acogido entre sus tablas a todo tipo de artistas, todo tipo de público y, por consiguiente, todo tipo de sensaciones y emociones, dejando constancia de la importancia de este festival para la cultura cordobesa. 

A la misma hora, a escasos metros de distancia, en el Teatro Góngora, se podía disfrutar del espectáculo de Valeriano Paños y Miguel Trápaga titulado Danza para la guitarra. Un encuentro, un diálogo entre el bailarín y el guitarrista que presentaba una colección de músicas y danzas que iban saltando en el tiempo.  

Un viaje entre la música y la danza con la que, otra parte del público cordobés, pudo poner fin de una manera también muy diferente a este Festival de la Guitarra tan diverso. 

Eclipse y Doro Pesch

Por último, y como colofón final a esta edición del festival, el Teatro de la Axerquía acogía la otra cara de la moneda: un programa doble de rock, dos propuestas internacionales protagonizadas por Eclipse y Doro Pesch

Eclipse, la banda moderna sueca de rock melódico por antonomasia, ha sido la encargada de dar el pistoletazo de salida de la noche. Los encargados de ese principio de un fin que, nadie, durante estas dos semanas, quería que llegara. 

Por su parte, Doro Pesch, conocida como la 'Reina del Metal', figura emblemática e incuestionable en la escena del heavy metal, se ha encargado de continuar el ‘show’, para darlo todo en este cierre de festival cordobés. 

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