La secretaria general del PSOE de Andalucía, Susana Díaz, ha tendido la mano esta semana al presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla. Dice Díaz que apoyaría los presupuestos andaluces si se blindan los servicios públicos y si el gobierno «suelta la mano de la ultraderecha».

¿Cómo se puede hacer efectiva la bajada de la ratio en las aulas que propone?

A Andalucía le van a llegar 7.000 millones de los fondos destinados al covid-19. Y en concreto, en materia de Educación, son 384 millones que distribuyó el Ministerio de Hacienda y que supone la cuantía más importante que va a recibir el gobierno de Andalucía en materia educativa en los últimos años. Nunca ha tenido esa cantidad para arrancar el curso. Y si hoy hablas con la comunidad educativa, todo el mundo va a decir que es imprescindible que se baje la ratio. Quedan unos días. Nosotros ponemos a disposición de la Junta una necesidad física: los locales, los centros de los 500 ayuntamientos donde gobernamos para que contraten docentes. Que escuche a los sindicatos, a los docentes y a las ampas y que contrate a los que haga falta para bajar la ratio a 20 alumnos por aula, que es la única manera de garantizar la distancia social. A mí me preocupó que me planteara que como va a haber un 30% de los padres que no va a llevar a los niños al colegio por eso se va a cumplir la distancia social. Eso es una actitud muy irresponsable.

¿Es factible hacer esas contrataciones?

Claro, no hemos pedido la luna. Hemos pedido lo urgente, lo que sabemos que se puede hacer, 14 puntos que son viables y económicamente son factibles y de consenso con los sindicatos y la comunidad educativa. Ya es una cuestión de voluntad.

Ha dicho en los últimos días que la vuelta al cole es un caos. ¿Recomienda a los padres y madres que lleven a sus hijos al colegio?

Siempre voy a defender la presencialidad porque es la garantía de la igualdad. No hay nada más igualitario y más justo que los niños, cuando llegan a una clase y se sientan en su pupitre y reciben la misma educación que el que está al lado, tengan sus padres las condiciones económicas que tengan. Dos niños entran en un aula y son iguales. Pero quiero que sea una presencialidad segura. ¿Es factible? Lo ha hecho Valencia, lo ha hecho Madrid, lo ha hecho Cataluña y son gobiernos de todos los colores políticos. Han entendido que tiene que haber una garantía de 20 niños por clase como máximo para que sea seguro para los niños y para los maestros y maestras, no los olvidemos a ellos.

Le piden a Moreno Bonilla ahora lo que durante años le pidieron a ustedes: bajar la ratio en Educación y contratar más personal en Sanidad.

Y lo hicimos con menos recursos y ahora hace falta hacerlo más. En el año 2012 Rajoy vino y dijo que había que subir la ratio a 30 y nosotros dijimos que no. Pudimos decir que no porque eran nuestras competencias. Entendemos que ahora, que además llegan 384 millones, el gobierno va a disponer de unos fondos para garantizar que esa vuelta sea segura.

El ciudadano asiste al mensaje del gobierno que asegura que los servicios públicos se van a blindar, asiste al mensaje de la oposición que lo reclama, sin embargo la sensación es que ese blindaje no llega.

Aquí el presidente de la Junta y los consejeros han dicho que la sanidad pública andaluza ha demostrado su fortaleza, pero ¿qué ha pasado este verano?. Este verano la gente no puede ir al médico, no han cubierto las sustituciones. Uno llama al centro de salud y cuando consigue que lo atiendan le dan una cita telefónica, y el que consigue una cita médica se pega horas al sol; y si usted entra en la aplicación de Salud Responde sabe que aparece el pantallazo de los 14 días. En la vuelta al cole se está viendo: los directores y directoras de los centros que quieren abrir sus puertas se encuentran solos ante protocolos que debería hacer la autoridad sanitaria, los docentes explicando que así no pueden garantizar la seguridad y las ampas diciendo que quieren llevar sus niños al cole. Claro que quieren llevarlos, pero con seguridad. No puedo entender que con más medios económicos no haya un esfuerzo de la Junta de Andalucía para blindar esos servicios públicos. Cuando hay una pandemia, no se puede dejar caer la sanidad.

¿Usted cree que se ha desmontado esa solidez de la sanidad en el tiempo en el que ha gobernado el PP o venía ya debilitada?

Cuando nosotros en marzo decíamos que los buenos datos eran por el confinamiento, ellos decían que eran gracias a la fortaleza de ese sistema público que habían heredado. Y yo pregunto: ¿por qué no lo han cuidado? ¿Por qué no han llevado a cabo las sustituciones este verano en la Atención Primaria que todo el mundo reconoce que es básica para evitar los contagios? El otro día, el consejero Aguirre pedía disculpas porque no había cubierto las sustituciones. Y decía que estaba esperando que llegaran los que volvían de vacaciones en septiembre. No es serio. En una pandemia, que no cubran las sustituciones en los centros de salud... Aplaudían hace unos días a los sanitarios y ahora están dejando que se enfrenten con sus pacientes porque no les dan medios. La sanidad hay que cuidarla día a día. Yo puedo entender que haya un problema puntual en un centro de salud, pero es que esto ha sido generalizado. Y un segundo elemento son los rastreadores. Andalucía está alcanzando los 1.000 contagios al día, ya somos la tercera comunidad autónoma, no es posible que no tengamos rastreadores suficientes. Pedir 360 militares rastreadores es la evidencia de que cuando nos hablaban de 8.000 (rastreadores) no era verdad, era que a las enfermeras de enlace las obligaban también a los rastreos, a los trabajadores sociales de zonas vulnerables los obligaban a los rastreos, y al final hay sitio donde se han disparado los contagios comunitarios.

¿Qué haría en materia sanitaria?

Lo primero sería cubrir todas las necesidades de la atención primaria, porque si funciona bien va a ser más fácil que controlemos la cadena de contagios. Segundo, un rastreador por cada 4.000 habitantes. Tercera, tiene que medicalizar las residencias de mayores que están en riesgo. Lo comentaba con la alcaldesa de Luque, los alcaldes no pueden estar mendigando en los centros de salud la información de los contagios y que se atienda a una población tan vulnerable. No olvidemos también que Andalucía era, en el confinamiento, la comunidad de España con más sanitarios contagiados pese a tener menos personas contagiadas, y el mayor porcentaje que teníamos de personas fallecidas era en esas residencias de mayores. Algo tuvimos que aprender en ese confinamiento. Ahora nuestras residencias vuelven a tener esa falta de trasparencia, nuestros alcaldes y alcaldesas siguen mendigando esa información y los familiares que no pueden ver a sus familias por esos protocolos dicen ¿en qué situación estamos? Y otra asunto son los PCR, no podemos estar a la cola de número de PCR en España, si son una garantía de poder evitar que siga aumentando la transmisión. Hoy en los colegios lo que está pasando es que ya hay profesores que están examinando. Se hicieron la prueba y no le van a dar el resultado hasta dentro de una semana. ¿Si dan positivo, a cuántos de los alumnos o profesores con los que se han relacionado tendremos que aislar?

¿Habría hecho algo igual que el gobierno andaluz?

Cuando hagan cosas bien se lo voy a reconocer. Cuando alguien se preocupe de algo concreto que sea bueno en la política andaluza o española, hay que reconocerlo. Le pongo un ejemplo: a mí me habrá escuchado reconocer que Inés Arrimadas ha tenido un acto de generosidad en el estado de alarma y el sentarse a negociar un presupuesto lo es, y es una dirigente de otro partido político. La gente quiere sentido común y sensatez y en el gobierno de Andalucía está faltando eso. Aquello que hagan bien yo se lo reconoceré.

Así, a bote pronto, no destacaría nada del gobierno andaluz.

A bote pronto creo que hay muchas cosas mejorables. Ha habido algunas cosas en el ámbito económico que bueno... Yo creo que el consejero de Economía es un hombre sensato y no me cuesta reconocerlo, en cambio ha habido un desastre en el ámbito de la consejería de Educación y en la de Sanidad. Y después algo terrible, el desgobierno y el caos, el presidente de la Junta de Andalucía no puede estar repartiendo altos cargos y pensando en remodelaciones cuando estamos en plena pandemia, tiene la escuela hecha un caos y 200.000 parados más en un año. Debería estar pensando en otras cosas.

Cuando llega una pandemia el Estado es el que es y nos enfrentamos a ella con lo que elegimos: el presidente del Gobierno, el presidente autonómico, nuestros alcaldes o alcaldesas, etc. ¿Qué debemos aprender para que si viene otra pandemia no tengamos otros 30.000 muertos?

Tenemos que tener la conciencia generalizada de que hay que proteger lo público, el estado del bienestar. Cuanto mayor era la fortaleza del sistema sanitario, mejor se notaba. No es lo mismo que una prueba de un PCR tarde una semana o que no tarde. No es lo mismo que llegues a un centro de salud y te atiendan o que no te atiendan. Yo creo que la gente ha empezado a valorar lo público. Y algo que hemos aprendido todos es la importancia de la Investigación. Hay que invertir muchísimo más en investigación biomédica y no estar a expensas de las grandes multinacionales farmacéuticas. También nos ha enseñado otra cosa: la producción de los epis, la necesidad de la producción dentro de las fronteras del marco comunitario, porque todos hemos visto cómo era el bazar chino.

¿Qué ha sentido cuando ha visto las tensiones internas entre los miembros del Gobierno de PSOE y Podemos?

Bueno, normalmente los gobiernos de coalición tiene que haber posiciones distintas porque forman parte de partidos diferentes. Distinto es cuando a la hora de la verdad no están a lo que necesita la gente y están en otras cosas. Yo he presidido un gobierno de coalición y he tenido sesiones de confrontar ideas hasta llegar a un entendimiento. Si al final lo que estamos discutiendo es lo que le preocupa a la gente, sus problemas, pues bueno. Si discutimos qué tipo de erte, cómo tiene que ser la protección de las madres y los padres si los niños entran en cuarentena o no entran, pues son discusiones positivas, que están centradas en la gente. Cuando las discusiones son dame tres altos cargos para mí, esta competencia para ti y esta para el otro, como pasó el viernes pasado aquí en Andalucía, pues yo creo que eso es malo y no es lo que merecen los andaluces. Depende de cómo sean esas tensiones y qué es lo que se va buscando, si es el bienestar de los andaluces o son intereses partidarios que están muy lejos de lo que está cayendo en España y en Andalucía.

Pide que el gobierno «suelte la mano de la ultraderecha». ¿Apoyaría unos presupuestos que sean apoyados por Vox?

Yo creo que lo que nosotros vamos a plantear nunca lo apoyará la ultraderecha, que es blindar los servicios públicos. Desgraciadamente, hasta ahora el presidente de la Junta se ha sentido más cómodo con la ultraderecha. Todas las ofertas que le hemos hecho de diálogo las ha desechado, imagino que porque se sentirá más cómodo y comparten muchos puntos dentro de la ideología. El ejemplo fue la comisión de reconstrucción. Yo le ofrecí: «Pon a quien quieras, del PP o Cs», y en cambio se la entregó al único partido que había votado en contra de la comisión, y en ese documento aparece el cuestionamiento de la autonomía. Dice «mientras dure la autonomía». Es un partido de ultraderecha con postulados muy diferentes a los que defendemos el estado del bienestar y la Igualdad y cuestiona nuestro autogobierno, que es la garantía para que pueda bajarse la ratio en las aulas o se pueda defender que cada uno pueda vivir con quien quiera y que no reconoce que la violencia machista es contra las mujeres y no violencia intrafamiliar. Esto me diferencia de la ultraderecha.

¿El poder te aleja de la gente y la oposición te acerca a ella?

Depende de que te dejes alejar o no, depende de que como tú entiendas el servicio público y la política. A mí es que me gusta estar cerca de la gente. Se aprende. Solo si tienes el pulso diario de lo que está sufriendo las familias puedes acertar. El que gestiona se equivoca, pero si estás más cerca de la gente es más fácil corregir lo que no se haga bien. La oposición te da más tiempo, de diálogo, de debate, yo he vivido esta etapa con mucha humildad para aprender aquellas cosas que podemos hacer mejor cuando volvamos al gobierno, incluso para acercarnos a colectivos que durante la última etapa estábamos más distantes.

Pero, ¿se siente ahora más cerca de la gente?

No, me siento aprendiendo continuamente. La política de cercanía es la que me gusta. Vengo de lo local, del cuerpo a cuerpo. Esta etapa me esta sirviendo para aprender de aquellas cosas que todavía podemos hacer mejor y recomponer alguna interlocución que en alguna etapa no fue posible. Hay colectivos que llevaban mucho tiempo sin entrar por la sede del PSOE-A y ahora lo han hecho. En mi última etapa, tuvimos unas movilizaciones en sanidad importantes porque hubo decisiones que iban pensando en beneficiar a la sanidad y no se nos entendió o no supimos explicarnos bien. Pero, este verano he podido sentarme con todos los sindicatos sanitarios y llegar a un acuerdo. Eso lo ha permitido esta etapa.