Opinión | Tormenta de verano

Importante y urgente

La paz social de mañana depende de cómo hagamos hoy nuestras tareas

Los datos sobre la llegada de cayucos a las Islas Canarias ponen de manifiesto una situación que nos atañe a todos. La UE anda ocupada con el reparto de cupos de asilo, y nuestro Gobierno se afana en la distribución de los menores que llegan vía irregular entre las CCAA, ya que los isleños tienen casi a la mitad de los más de 12000 menores acogidos en todo el país. A Canarias llegaron el pasado año 39.910 personas en patera desde Africa, frente a las 15.682 personas del año anterior, siendo cifras ya superadas. El asunto no va a ir a menos sino a más. El 40 por ciento de la población Africana tiene menos de 15 años, y este continente duplicará sus habitantes antes del año 2050. La Mesa Africa reunida en sede ministerial poco puede hacer, ni el sistema Frontex frente a la necesidad y la desigualdad enorme de rentas y recursos en un mundo totalmente globalizado, donde lo único que no pueden viajar con libertad son las personas frente al capital o las mercancías.

De paso, las mafias hacen su agosto a costa del modelo normativo europeo, y de la desesperación de estas personas, que pasan meses de esfuerzos y penurias para reunir el dinero que las mafias les exigen. Hace unos días leía que en una playa de Brasil apareció un cayuco con 20 cuerpos procedentes de Africa, arrastrados a un fatal desenlace por las corrientes marinas.

El 75 por ciento de la inmigración internacional de África se queda en ese continente, y el 60 por ciento con origen en América Central y del Sur se queda en países limítrofes. El mundo cambia a pasos agigantados de forma irreversible, crece a mil millones de personas cada 11 años, mientras España es el geriátrico del mundo. De cada 10 nacimientos en el planeta, solo 1 es de raza blanca. Es urgente que comencemos a cambiar las políticas de explotación y expoliación de los países pobres, deslocalizando productos y servicios que nos permitan a nosotros consumos baratos a gran escala por políticas más justas con el desarrollo de estos países. Cambiar políticas gendarmes y de contención, por la cogestión de las migraciones entre emisores y receptores. Modificar las políticas de trinchera por las de integración social y ciudadanía. La paz social de mañana depende de cómo hagamos hoy nuestras tareas.

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