Opinión | campo y ciudad

Del líder

Decía San Agustín que no podría gobernar aquel personaje que no quiere primero servir a alguien, acreditando con sus hechos su utilidad como dirigente (‘Dominari nequeat qui prius alicui servitutem praebere denegat’), señalando, a este respecto, la conveniencia de tener previa y reconocida experiencia, y no solo conocimiento en cuestiones meramente políticas, antes de ocupar y ejercer el poder. Por su parte Séneca añadía que nadie puede reinar si no puede ser también súbdito regido (‘Nemo regere potest nisi qui et regi), connotando la importancia de previamente saber obedecer para después gobernar u ocupar cargos de poder. El líder debe, por tanto, respetar cómo seguir y someterse al imperio de la ley, a las leyes y a sus reglamentos.

Poder que podría ser mancillado, según Cicerón, por la arrogancia que produce el odio como de la insolencia nace la arrogancia (‘Ex arrogantia odium ex insolentia arrogantia’), a propósito de aquellos especímenes soberbios o inverecundos en la prosperidad como mermados o apocados en la adversidad, criterio también apuntado por Maquiavelo, reflejando con ello, de una forma u otra, la ausencia de escrúpulos, la facilidad para el enojo y la ira, la carencia de autocrítica, o la utilización de las personas, ya le sirvan o no, como si fuesen instrumentos necesariamente desechables en el momento oportuno. Y dentro de ese sesgado maquiavelismo en el que se ejerce el poder aseveraba Quintiliano que el que miente necesita tener buena memoria (‘Mendacem memoren esse oportet’), pues hace falta recordar en lo que se ha mentido para no cometer el error de descubrir uno mismo su propio embuste; como se hace cuando se engaña sin preocuparse por lo que se afirma.

Hoy día esas mendacidades y patrañas relegadas al olvido por el común de los mortales con cierta facilidad merced a sus otras preocupaciones más inmediatas del diario convivir, quedan, no obstante, registradas en las hemerotecas y videotecas de los medios de comunicación colocando en sus contradicciones engañosas al político que otrora las hubiese formulado con absoluto desparpajo.

*Doctor Ingeniero Agrónomo y licenciado en Derecho

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