Opinión | Escenario

Hogueras de San Juan

Saltarlas tiene como finalidad atraer la buena suerte

Vayan por delante las felicitaciones a los Juanes y Juanas que hoy celebran su santo, que no son todos, porque buscando en el santoral aparecen noventa y tantos; más o menos, uno cada cuatro días. Algunos son muy conocidos, como San Juan Evangelista, San Juan de Dios, San Juan de la Cruz, San Juan Damasceno o San Juan Crisóstomo, pero el que se celebra hoy, el que se viene celebrando desde anoche, es San Juan Bautista, hijo de Zacarías y de Isabel, prima de María, madre de Jesús, al que bautizó en las aguas del Río Jordán. La personalidad del Bautista ha sido objeto de interés de numerosos autores y no sólo como tema de investigación; sírvanos de ejemplo la obra teatral Salomé, de Óscar Wilde, que se basa en las versiones que ofrecen los evangelistas acerca de su muerte por decapitación.

Cuenta la tradición que Zacarías, para comunicar la alegría por el nacimiento de su hijo, encendió una hoguera, y esto explicaría la costumbre, muy arraigada en numerosos lugares, de encenderlas durante la noche de San Juan, la que va desde el 23 al 24 de junio. En realidad es una fiesta que marca la entrada del verano, aunque el solsticio correspondiente a este año se ha producido el 20, el día más largo del año. El encendido de las hogueras no es el único ritual encaminado a la meditación, la purificación y la renovación. Hay quien monta un altar de flores o escribe cartas o se da un baño perfumado con aceites esenciales -el efecto purificador del agua es recurrente- o lleva consigo alguna piedra preciosa o semipreciosa a modo de talismán, pero la hoguera es el preferido, tal vez por lo que tiene de misterioso y mágico; todos hemos experimentado la atracción hipnótica que produce la contemplación del fuego. Y desde luego, todo un símbolo para quemar en él todo lo que nos desagrada o molesta.

Lo de encender hogueras en la playa es un clásico, aunque estarán muy limitadas y controladas para evitar incendios. No sé qué marcarán los reglamentos a este respecto y las normas para dar curso a las autorizaciones. Dicen en los chiringuitos de Fuengirola que la noche del 23 es en la que más se vende. La moraga es el equivalente playero a nuestro perol: se trata de guisar o asar y comer en la playa, especialmente sardinas, aunque también puede hacerse con carnes y frutas. El posterior baño nocturno es casi reglamentario. Tierra, agua, fuego. Lo de saltar las hogueras -siete o nueve veces, pero indudablemente en número impar- tiene como finalidad atraer la buena suerte y que se cumplan nuestros deseos. Por cierto, hoy es el cumpleaños de mi perrita. Diez años de fidelidad.

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