Opinión | Tribuna abierta

Rafi Valenzuela, 'in memoriam'

En el obituario de Rafi Valenzuela -el compromiso social hecho mujer- la afinidad en la alta consideración hacia ella es unánime en todas las esferas de la sociedad cordobesa. Curtida en mil batallas democráticas de lucha en favor de la cultura y del progreso social, de las que siempre salió victoriosa con su bondad, afabilidad y espíritu dialogante, gracias a su capacidad y a la educación en valores recibida de su padre, que la preparó para ser una mujer independiente, supo combinar su humanidad y valores cívicos con una disposición y espíritu de entrega hacia lo público que le permitió otorgar a su labor como representante pública de una valiosa eficiencia social, y siempre con cercanía, empatía y una hermosa y eterna sonrisa.

Como pudimos constatar ayer en su funeral, Rafi era muy querida por los cordobeses, como ya ha expresado la actual subdelegada, Ana López Losilla quien destacó que «su dedicación y compromiso con el servicio público dejan una huella imborrable», mientras que el alcalde, José María Bellido, la ha recordado como «una mujer querida por todos, respetada, muy dialogante».

Como ya se ha indicado en estos días, amplia y fecunda era su formación intelectual como doctora en Literatura Española Contemporánea por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Córdoba, y su extensa y fructífera trayectoria tanto como funcionaria del Ayuntamiento de Córdoba, en el que era técnica de Cultura y Patrimonio, como siendo luego delegada provincial de Cultura de la Junta entre 1996 y 2004, así como entre 2004 y 2011 fue directora general del Libro, Archivos y Bibliotecas de la Junta, del mismo modo que concejala de Cultura del Ayuntamiento y subdelegada del Gobierno en Córdoba desde 2018, responsabilidad pública que hubo de abandonar en diciembre pasado como consecuencia de la enfermedad que finalmente ha provocado su triste fallecimiento.

Es proverbial su saber estar, su ejemplo de dedicación a la cultura, su espíritu de servicio a la ciudadanía, su actuación transversal que le han granjeado ese afecto que a lo largo de los años le profesa la generalidad social cordobesa por su altísima capacidad de entenderse con cualquier persona. De hecho, me viene a la memoria aquella ocasión, en los noventa, cuando acudí a su despacho de delegada de Cultura de la Junta, para obtener que la Junta apoyase la restauración de la iglesia de San Agustín, que llevaba más de tres décadas cerradas y con amenaza de hundimiento de uno de los pilares que sustentaban el templo conventual. No hicieron falta interminables reuniones con el grupo de trabajo que formábamos Pepe García Román, Llanos y yo que nos reuníamos en mi despacho para impulsar esa restauración, ni tampoco hubo necesidad de poner excesivo énfasis en argumentario alguno al respecto, Rafi acogió de inmediato con entusiasmo la idea y, como siempre ha hecho a lo largo de su vida, se puso rápidamente a trabajar cumpliendo su promesa de que este monumento cordobés fuese restaurado, con la conjunción de las administraciones públicas y la Orden Dominica.

Igual que en esta ocasión, en otras muchas, cada vez que se acudía a ella para impulsar algún proyecto cultural, Rafi mostraba su espíritu de servicio y compromiso social, de forma que desbloqueaba cualquier dificultad y de manera brillante y eficaz pero también derrochando humanidad, diálogo y amabilidad cumplía con esa vocación que le ha llevado a ser un auténtico referente en el mundo de la cultura cordobesa.

Siempre quedará en mí el recuerdo de su sonrisa afectuosa y franca. Tan solo en una ocasión no vi dibujada esa sonrisa en su rostro y fue tras la muerte de su querido Edu, su esposo, gran amor y compañero de vida. Los versos que Eduardo le dedicó, uno de los cuales fue leído en su funeral, muestran el cariño y simbiosis existente entre ambos.

Mi más sentida condolencia a su querida sobrina, que era una hija para ella, y a los demás familiares y personas allegadas. La Cultura cordobesa pierde a un referente insustituible. Que la tierra te sea leve, querida Rafi.

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