INFANCIA

Tres de cada cuatro menores han vivido violencia sexual digital pero muy pocos se lo cuentan a sus padres

Recibir fotografías sexuales no solicitadas tiene el doble de impacto emocional en las familias que en los menores, según un estudio de la Fundación Mutua Madrileña y la Guardia Civil

En el 57,6% de los casos las personas que originan la situación son de la misma edad o algo mayores, pero también menores de edad

El 53% de las menores que han sufrido violencia sexual digital son mujeres.

El 53% de las menores que han sufrido violencia sexual digital son mujeres. / EFE

María G. San Narciso

Recibir imágenes con contenido sexual o mensajes eróticos no solicitados, o chats que insisten una y otra vez en quedar, o encontrarse con un clip de un vídeo porno que ni siquiera se estaba buscando son realidades demasiado comunes entre los menores en España, un país en el que hasta tres de cada cuatro niños, niñas y adolescentes (75,4%) se han visto envueltos en situaciones de violencia sexual a través de dispositivos electrónicos, aunque no siempre le dan la importancia que se merece.

Esta es una de las conclusiones del estudio Violencia sexual contra la infancia y la adolescencia en el ámbito digital, llevado a cabo por la Fundación Mutua Madrileña, con la colaboración del Equipo Mujer-Menor (EMUME) central de la Guardia Civil.

Según las conclusiones, que han presentado Lorenzo Cooklin, director general de la Fundación Mutua Madrileña, junto a María Dolores Gimeno, teniente coronel de la Guardia Civil y jefa del Departamento de Investigación Criminal y Coordinación de la Unidad Técnica de la Policía Judicial, hasta cuatro de cada diez menores en España han recibido imágenes con contenido sexual no solicitadas (43,2% de los casos). Esto, según han explicado los portavoces, tiene prácticamente el doble de impacto emocional en los padres que en los hijos. Aseguran que no es que los niños y jóvenes lo tengan normalizado pero, dentro de su burbuja, están acostumbrados a que a unos y a otros les haya pasado.

También hay muchos y muchas menores que han recibido mensajes insistentes para quedar o buscar una relación (41,8%), han sido objeto de comentarios sexuales no solicitados (40,2%) o han accedido involuntariamente a contenidos pornográficos (39,6%).

Las víctimas conocen a los agresores

En general, el estudio, que se ha elaborado entre los meses de febrero y mayo de 2024 con la participación de 3.000 personas, muestra que los menores suelen vivir estas situaciones de violencia sexual digital entre los 13,5 y los 15 años. Además, ellas lo suelen sufrir más (53%), pero la diferencia, como ha apuntado Cooklin, no es excesiva.

Donde sí existen grandes diferencias de género es en la violencia sexual sufrida: en ellas son más frecuentes situaciones como recibir fotos o comentarios sexuales sin haberlos solicitado, y en ellos las burlas o insultos por los contenidos publicados.

Además, en la mayoría de los casos (52,2%) el agresor es un conocido de la víctima y pertenece a su entorno. Puede ser un amigo, o su pareja o expareja, o un compañero de clase, o un familiar, pero solo en un 13,4% es un auténtico desconocido para ellos. También suelen ser hombres (52,2%) y de una edad similar a la víctima o algo mayores (57,6%).

Con todo, hay muchas afectadas y afectados que no se lo cuentan a sus padres (75,4%). La mitad aluden a la vergüenza, a que les falta confianza o a que sienten un temor a que les reprendan. Tres de cada diez dicen directamente que tampoco era tan grave lo que les pasó como para contarlo. Pero el problema, ha indicado Cooklin, es que "cuanto más tiempo tardan en contárselo a alguien, más tiempo tardan en buscar solución, en denunciar y, por tanto, encontrar el apoyo en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado".

Porque unos tres de cada diez menores de edad que han sufrido algún tipo de violencia sexual digital necesitó tratamiento para superar la experiencia vivida. Y cuanto antes se acceda a él, menos posibilidades habrá de que haya "un desenlace irreversible", ha apuntado el director general de la Fundación Mutua Madrileña.

Recomendaciones

Por todo ello, Gimeno ha insistido en que la educación digital comienza en el hogar: "La familia y la casa son un pilar fundamental. Para ello, tenemos que sentarnos con nuestros hijos e hijas. No hay que buscar que sean nuestros amigos, pero sí que es importante establecer un núcleo de confianza suficiente y saber qué uso están haciendo ellos de los dispositivos", ha indicado. Todo ello, desde que se les da un móvil, algo que se hace cada vez a una edad más temprana.

"Tenemos que saber qué aplicaciones están usando, si están charlando con gente, si no están chateando con nadie y cómo lo hacen. Además, a edades tempranas hay que establecer controles parentales tanto para evitar que puedan estar todo el tiempo que quieran utilizando el dispositivo, como para evitar que entren en páginas no aptas, como aquellas de apuestas deportivas", ha proseguido.

Ganarse la confianza de los menores y conocer bien cómo funcionan las apps que usan es básico. También lo es, ha recordado, no borrar ninguna prueba recibida, por muy desagradable que pueda ser, y acudir de inmediato a las Fuerzas y Cuerpos de Segurida ddel Estado en el caso de conocer un problema.