Violencia de género

España sufre un repunte de la violencia machista con 13 crímenes en dos semanas

El número de mujeres asesinadas en 2024 se eleva a 26, además de nuevo niños, y los expertos no aciertan a explicar las causas del aumento

Minuto de silencio por la muerte de una mujer en Sabadell.

Minuto de silencio por la muerte de una mujer en Sabadell. / Siu Wu

Patricia Martín

Una vez más, el verano viene acompañado del recrudecimiento de la violencia machista más despiadada, aquella que arranca la vida de mujeres y niños. Desde el pasado 29 de junio, se han registrado, en apenas 15 días, 13 asesinatos machistas (11 mujeres y dos niños muertos) en toda España. El último, el pasado domingo en Alicante, donde un hombre ha matado a su pareja y después se ha suicidado. En total, en lo que va de 2024 el número de víctimas se eleva a 26, cuatro menos que el año pasado a estas alturas, pero más que otros años. Y la cifra probablemente subirá a 27 porque el Gobierno catalán considera violencia de género el asesinato de una mujer este fin de semana en Sabadell pero el Ministerio de Igualdad no lo ha añadido a la estadística porque aún continúa investigando sus causas.

Además, nueve niños han fallecido en España en contextos machistas, lo que supone el peor registro desde 2013 (sin contar 2015, en que nueve menores fueron asesinados).

Concentrados en Cataluña

Este año, los asesinatos se han concentrado especialmente en Cataluña, que ha batido un triste récord: 18 feminicidios, 13 de mujeres y cinco de niños, lo que supone el peor dato de la serie histórica (que comenzó en 2012). Dos de los menores fueron asesinados junto a sus madres (lo que suma 15 víctimas) y tres por violencia vicaria, aquella que el agresor ejerce para hacer sufrir al máximo a sus parejas o exparejas, matando a lo que más quieren, sus propios hijos, pero dejándolas a ellas con vida.

En Cataluña, los dos últimos crímenes han tenido lugar en Sabadell –el caso que Igualdad aún no confirma como violencia machista– y Salou, donde han fallecido una mujer de 30 años y otra de 76 años, lo que da cuenta de que la violencia machista afecta, por igual, a mujeres de todas las edades.

Ni los expertos ni el Govern aciertan a explicar ni por qué este año se están produciendo tantos asesinatos machistas en la comunidad y ni por qué muchos de los agresores se ensañan con los niños. A su vez, la directora general para la Erradicación de las Violencias Machistas, Laia Rosich, en declaraciones a este diario alega que, aunque se ha producido un «despliegue importante» de recursos, «la violencia machista es una carrera de fondo, que tiene que luchar con siglos de patriarcado estructural». Asegura que su dirección general ha triplicado su presupuesto en los tres últimos años (de 17 a 42 millones de euros), lo que ha servido para ampliar los servicios que se ofrecen a través del teléfono de 900 900 120 y de las oficinas de atención a víctimas, entre otras medidas.

Más muertes en vacaciones

Pero aún sigue en el aire la pregunta de por qué ante el aumento de los recursos y años y años de campañas, siguen concatenándose asesinatos, sobre todo en los periodos vacacionales. Este año, con la novedad de que los agresores se dirigen también hacia los hijos de las víctimas.

El Ministerio de Igualdad convocó un minuto de silencio. De hecho, la semana pasada se celebró el octavo comité de crisis nacional desde 2022, órgano que se convoca siempre que en un mes se superan los cinco asesinatos (tope que se ha rebasado en abril, junio y julio). A su término, el Gobierno reconoció fallos en el sistema de protección, dado que siete de las 26 mujeres asesinadas habían denunciado a su agresor o habían comunicado su situación a alguna entidad pública y, aun así, el sistema no supo protegerlas. Especialmente llamativo fue el caso de Ammal, que fue asesinada junto a sus dos hijos en Cuenca en junio y figuraba en el sistema de seguimiento Viogén con riesgo bajo. Este sistema se ha revisado varias veces, sobre todo los casos que se consideran de riesgo bajo o inactivos, pero según reconoció Redondo, aún hay que mejorar la «coordinación» entre todos los actores implicados y su respuesta.