MEDIO AMBIENTE

Fuentes urbanas recuperadas para mitigar el cambio

El proyecto del Imgema ‘Del Cloro a la Biodiversidad’ busca la renaturalización de los estanques y aguas de las ciudades

Espacios en clave azul | Las ‘aguas verdes’ estancadas están siendo renaturalizadas.

Espacios en clave azul | Las ‘aguas verdes’ estancadas están siendo renaturalizadas. / CÓRDOBA

Diario CÓRDOBA

Diario CÓRDOBA

¿Es posible transformar fuentes urbanas en espacios que alberguen una alta biodiversidad? Esta es la pregunta base de la que surgió el proyecto ‘Del Cloro a la Biodiversidad’ del Jardín Botánico de Córdoba - Instituto Municipal de Gestión Ambiental (Imgema); y la respuesta, a tener del desarrollo del proyecto, es sí.

La restauración ecológica a partir de estructuras artificiales urbanas es posible. El citado proyecto pretende revertir la manera de conservar las pequeñas masas de agua de la ciudad. El mantenimiento del agua y la ausencia de mosquitos se logra estableciendo cadenas tróficas en los estanques y fuentes, seleccionando organismos con relevancia ecológica suficiente como para desarrollarse dentro de la masa de agua, estabilizándola y creando ecosistemas depuradores. De este modo, se consigue su transparencia durante todo el año, evitando así el uso de cloro.

Más allá de su aplicación hasta la fecha en Córdoba capital y otros municipios de la provincia, este proyecto tiene como objetivo principal la creación de puntos de biodiversidad dentro de las ciudades, constituyendo también beneficios sociales a largo plazo y dotando a las urbes de lugares de encuentro donde también es posible desarrollar programas educativos, estrechar relaciones vecinales y fomentar actividades con grupos conservacionistas.

Contra el cambio climático. 8 Reverdecer estos espacios es el objetivo del proyecto.

Contra el cambio climático | Reverdecer estos espacios es el objetivo del proyecto. / MANUEL MURILLO

Como explica Mónica López, técnica del Imgema de este proyecto, zoóloga y experta en ecologia, este proyecto se inició en el 2018. «Empezamos recolectando plantas silvestres en el campo y, poco a poco, naturalizando estructuras grises, que son aquellas que no tienen vida, y que no se corronpen por tener pastillas de cloro. Estructuras que al final generan aguas verdes, llenas de mosquitos, lo que también es un problemas de salubridad».

De esta manera, este proyecto imita la naturaleza poniendo charcas naturales en la ciudad, «un proyecto socialmente muy aceptado, y ecológicamente muy sencillo de realizar», explica Mónica López.

Una de las principales fortalezas de esta iniciativa es que se trabaja sólo con especios autóctonas, del entorno. El objetivo último «es reverdecer las ciudades, renaturalizarlas, ayudando con ello a mitirgar el cambio climático en las grandes urbes, que son las grandes descuidadas en línas generales a la hora de la conservación del patrimonio ambiental», apunta esta técnico del Imgema.

Máxime en un horizonte en el que las sequías serán más acusadas, con lo que la forma de limpiar las fuentes, fontines, estanques y albercas de las ciudades no puede basarse tan solo en vaciar para limpiar la cuba, y volver a llenar, porque se consume mucha agua.

«Llevamos 21 fuentes naturalizadas», apunta Mónica López, dentro de un proyecto que desde hace un par de años se completa con un programa educativo en los colegios de la ciudad, en el que se ha implicado la comunidad escolar.

Desde el punto de vista ecológico y de las especies, al inicio del proyecto se adecuaron los fondos de las fuentes, proporcionando un hábitat necesario para el asentamiento de microorganismos acuáticos (euglenas, paramecios, rotíferos, hidras, diatomeas, etc.) A éstos las acompañó un heterogéneo grupo de crustáceos acuáticos compuestos por cladóceros, copépodos y ostrácodos, algunos tan curiosos como Cypridopsis vidua, ostrácodo asociado a las praderas de algas ovas del género Chara.

Además, estos espacios también fueron colonizados por insectos voladores que poseen larvas de vida acuática; como odonatos (libélulas y caballitos del diablo), hemípteros (barqueros y zapateros) o efímeras, de manera natural. La mayoría de estas especies son depredadores naturales de dípteros hematófagos (mosquitos, tábanos, etc).

Otro grupo que se ha visto beneficiado tras la eliminación del cloro en el agua en estos espacios de la ciudad es el de los anfibios. Así, la rana común ha visto crecer de manera exponencial sus poblaciones.

De forma espontánea también han aparecido otras especies como las culebras de agua o viperinas Natrix maura; y las aves, desde mirlos hasta lavanderas, que se concentran ahora en estos nuevo punto de restauración ecológica.

En definitiva, un proyecto para mitigar el cambio global en las ciudades en el que el Jardín Botánico de Córdoba sigue trabajando e investigando para modificar el tratamiento de las aguas urbanas en beneficio de la restauración ecológica y de la biodiversidad. A menos cloro, más naturaleza.