Donación

El Jardín Botánico de Córdoba acoge las 700 plantas que fueron el tesoro de un cordobés fallecido

Ángel María Lara dedicó sus últimos años al cuidado de su colección de casi 500 especies

Familia de Ángel María Lara y Daniel García Ibarrola, junto a algunas de las plantas.

Familia de Ángel María Lara y Daniel García Ibarrola, junto a algunas de las plantas. / CÓRDOBA

Cristina Ramírez

Cristina Ramírez

El Jardín Botánico de Córdoba acoge ahora el que fue el tesoro de Ángel María Lara: unas 700 plantas de casi 500 especies raras, a las que el cordobés, que murió a los 46 años, se dedicó en cuerpo y alma durante los últimos años de su vida.

La familia del fallecido ha decidido donar al Real Jardín Botánico la colección de su hijo para que las cuiden como él lo hizo. Los padres de Ángel María y el teniente de alcalde delegado de Medio Ambiente y Sostenibilidad y presidente del Imgema, Daniel García Ibarrola, han firmado este martes el acta de donación. García Ibarrola ha anunciado que estas plantas ahora se expondrán en un invernadero especial en el Botánico. «La colección demuestran la pasión y la relación que tuvo Juan María en esa búsqueda del bienestar por las plantas», apuntó. El concejal explicó que aspiran a ampliar la colección de plantas raras que han iniciado con esta donación.

El legado de Juan María

El padre del fallecido, Ángel Tomás Lara, explicó que «mi hijo ha sido un amante de la naturaleza en todos los sentidos, primero empezó con los animales y, después, con las plantas». Las cuidaba y conservaba en la terraza de su ático, ubicado en la avenida de Libia. El cordobés era autodidacta y tenía pasión por las especies raras, que son a mayoría. Lara señaló que el Botánico es el mejor lugar para «cumplir el legado de mi hijo». Precisó que, mientras luchaba contra el cáncer que acabó con su vida, «las plantas le daban un poderío grandísimo». Al salir de las sesiones de quimioterapia en el Hospital, explicó su padre, le encantaban visitar el Botánico y «pasar aquí las horas». 

Carmen Jiménez, responsable de conservación de plantas del Imgema, reseñó que se trata de «una colección científicamente muy interesante, con una biodiversidad impresionante» que Ángel María tenía concentradas en una terraza de 70 metros cuadrados. Muchas de ellas son actáceas (cactus), otras cauduciformes, y las más «valiosas» son las euforbias, según Jiménez.