DIARIOS

Chirbes y el sentido de la vida

Anagrama publica los volúmenes 5 y 6 de los diarios del escritor valenciano

Rafael Chirbes. | La Nueva España

Rafael Chirbes. | La Nueva España

Rafael Chirbes continúa la senda de una escritura modélica, desde el punto de vista de lo antropomórfico, la mirada del hombre al mundo. Lo hace en sus novelas, pero también en sus diarios, que son radiografía de un solitario, que va consumiendo el tiempo, entre el estado moroso de la creación, moroso de un hombre que anida el deseo de elaborar el lenguaje, el lector compulsivo y el ser perdido en la soledad de su casa. En los ‘Diarios (A ratos perdidos 5 y 6)’ que ha publicado Anagrama, continúa la senda de sus anteriores reflexiones, pero frente a los otros, en estas hay más mundo interior, un estado de atención hacia la vida, que refleja al hombre concentrado en su ensimismamiento. También prevalece la crítica a escritores, porque sabe que la literatura es un acto de extrañamiento, de buscar en los pasos en la nieve de la página en blanco un sentido a la realidad. Se escribe para ordenar el mundo. También la lectura es salvavidas, para regresar a lo real, desde la ficción: «Observación para uso doméstico: llega un poeta y te saca de la depresión, te regala un sentido que se había aguado».

Y también la naturaleza y la memoria, edenes donde el escritor se refugia de una soledad creciente, porque la vida es recuerdo, memoria que se agolpa entre nosotros y nos invade: «Tras un día asfixiante -primero, poniente; a continuación, una ‘basca’ que presagia tormenta- se levanta la brisa y trae la fragancia de los galanes de noche que el otro día descubrí completamente cubierto de flores. Es el olor de los cines de mi infancia, de los caminos que, entre cañaverales llevaban de la casita de mis abuelos paternos al mar».

«La lucidez del escritor se halla envuelta en esa sistémica soledad, en esas noches de insomnio»

Hay muchas lecturas, muchas referencias a escritores, porque Chirbes fue un devorador de libros, de películas, un ser que encontró en el lenguaje su oxígeno vital y en las imágenes una forma de entender el mundo. Y esa mirada a todo, desde la poesía, envuelto siempre en algún dolor, como si se agrietase por dentro, los famosos mareos que le invaden, esa sensación de ver en el exterior una amenaza. En todos estos diarios, hay mucha cultura, pero también un hombre que atardece, que cierra la persiana al mundo, enloquecido por una realidad que no comprende.

La lucidez del escritor se halla envuelta en esa sistémica soledad, en esas noches de insomnio, en lecturas interminables. El paisaje del escritor queda tejido, como si no hubiera creado una obra, sino vivido mil vidas. Pero el dolor persiste: «Reaparecen los síntomas de la otra noche: dolor de las inexistentes muelas, dolores en los brazos, dificultades respiratorias. Quiero pensar que son solo los nervios».

Y la dificultad para escribir, porque hay algo que le amenaza, la perfección, el querer encontrar el verbo exacto, el sustantivo adecuado. Hay en el novelista un ser que teje las palabras como un amanuense que debe copiar lo intraducible, envuelto en la labor compleja de la literatura. Nos va dejando páginas que nos cultivan, nos hacen más sabios, pero es en el interior del libro y de su autor, donde nos refugiamos, somos seres derrotados, que estamos solos al final de todo esfuerzo.

«Estos diarios, repletos de literatura, son también enigmas de un hombre que nunca se vendió»

Tres meses para escribir una docena de folios, nos dice y es precisamente ese afán el que le hace un escritor maldito, un hombre sin tiempo, que puede dar más que muchos, pero que se encierra en su caparazón y su soledad. Estos diarios, repletos de literatura, son también enigmas de un hombre que nunca se vendió, un hombre de difícil trato, porque vivió y creó por dentro, como solo lo hacen los que llevan una herida en la vida. Chirbes nos deslumbra de nuevo y le seguimos en sus pasos, como el que busca la estela de un viaje sin retorno.

‘Diarios (A ratos perdidos 5 y 6)’.

Autor: Rafael Chirbes.

Editorial: Anagrama. Barcelona, 2023.

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