LAS GUARDAS

Administración

Spinoza

Spinoza / CÓRDOBA

Alain, en su libro ‘Spinoza’ nos indica: «Casi todos los hombres se dejan llevar por sus pasiones, y sus pasiones los convierten en enemigos unos de otros». Mientras leía este libro recordaba «El mito de la caverna», y todo aquello que organiza mal en el mundo. Cuando un hombre se une a otro hombre, desaparece el odio, la política, la religión, solo hay respeto y amor, humildad y dulzura, en definitiva. O al menos, así debe ser.

Pero se han empeñado en fomentar las pasiones, nuestras propias divisiones, elevan la ideología a índices enormes, y todo con un fin: nos convierten en enemigos de los otros seres humanos. Desde que el hombre comenzó a ser controlado por otros hombres (léase gobernantes) se creó esa división.

Pero bueno, ese no era realmente el asunto que debíamos tratar, aunque siempre estén por medio los gobernantes jodiéndonos la vida. Lo que realmente quería transmitir no es otra cosa que el descubrimiento, día a día, de lo poco que interesa a las administraciones la cultura.

Véase una Consejería de Cultura de una comunidad (mejor ni mencionar al Ministerio de Cultura), cualquiera. Además de disponer de consejero o consejera, viceconsejeros, gerentes, directores generales, jefes de servicio... ¡El presupuesto de cultura se esfuma solo en los cargos y los sueldos de esos cargos!

Y a su vez, esa consejería mantiene a otras instituciones que dependen de ella: institutos, centros, duplicidad administrativa. Que, por supuesto, también poseen directores, subdirectores, gerentes... ¿Y lo más curioso saben qué es? Que esas segundas instituciones disponen además de otras instituciones a su cargo, la administración está triplicada, cuadruplicada. Y podemos seguir. Directores, subdirectores, gerentes, tesoreros, jefes de sección... ¡Qué barbaridad! ¿Y qué presupuesto tienen para actividades culturales, si la mayor parte marcha para abonar nóminas y encargos de amigotes (bulos)?

Sigo leyendo el libro de Alain. Y el hombre está esclavizado por un sistema donde realmente trabajan un puñado de funcionarios que merecen mayor reconocimiento (y sueldo). Para ellos la cultura es fomentar las pasiones, dividirnos, hacernos enemigos unos de otros. Dice Alain: «El bien no es otra cosa que la evitación del mal, es decir, la destrucción de un mal con otro mal».

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