Reportaje

Yo impro, tú impro, Improductivos

Desde hace tres años, una compañía de teatro enseña en Córdoba el difícil arte de improvisar, una habilidad tan útil en las empresas como necesaria para los que se dedican al teatro y divertida para todos los demás

Alumnado en una clase de Improductivos Teatro, en la sala Almíbar de Córdoba.

Alumnado en una clase de Improductivos Teatro, en la sala Almíbar de Córdoba. / CÓRDOBA

Araceli R. Arjona

Araceli R. Arjona

Improvisar es un verbo que se conjuga andando, o mejor, improvisando. Germán Santori es uno de los directores de Improductivos Escuela, una compañía que desde hace tres años ofrece en Córdoba formación dirigida a diferentes perfiles interesados en cultivar su parte más espontánea, sus habilidades comunicativas y su resiliencia ante situaciones imprevistas.

Según Santori, la compañía se creó hace 14 años ofreciendo espectáculos teatrales basados en la improvisación y actualmente compaginan esa faceta con la de las formaciones. «Trabajamos con las empresas aspectos como la mejora de la comunicación, liderazgo, trabajo en equipo... y organizamos la parte creativa que nos piden para congresos y eventos», explica. En su opinión, cada vez es más importante impactar al público con los eventos que se organizan y atender a esa parte más ligada a las emociones y a la comunicación interna y externa. «Lo bueno de la improvisación es que te da herramientas para adaptarnos a cualquier contexto», explica, «por eso preparamos formación y espectáculos para cualquier tipo de empresa».

En el terreno más individualizado, el alumnado que reciben son «personas que sienten que es importante para su desarrollo profesional y personal mejorar sus habilidades sociales, además de actores y actrices que están interesados en aprender específicamente las técnicas específicas de improvisación que no se enseñan en las escuelas de arte dramático».

Santori afirma que esta práctica se basa en «la escucha, la aceptación y la propuesta» y requiere un periodo de adaptación a la escena en la que se trabaja la vergüenza, la voz y el cuerpo.

En este momento, están a punto de acabar los cursos de Iniciación a la Impro e Impro Deportiva. «El curso empieza a mitad de septiembre y acaba a final de junio, aunque hay personas que se incorporan a mitad de curso», comenta el director. El fruto de diez meses de trabajo se verá este miércoles por la tarde, a las 20.00 horas en la sala El Almíbar, una taberna flamenca situada en la calleja del Niño Perdido 2, donde Improductivos dan las clases una vez a la semana. Las entradas cuestan solo 3 euros (entradium.com). «Esta muestra es una parte complementaria de la formación y permite a los alumnos subirse al escenario ante el público», comenta Santori, «para muchos es la primera vez». La obra de esta tarde estará basada, como es lógico, en la improvisación, a partir de propuestas del público asistente, que será quien guíe la marcha del espectáculo.

Aunque suene complicado, según el profesor, «cualquiera a quien le apetezca es apto para este tipo de teatro, que engancha mucho una vez se prueba porque es muy divertido y porque se desarrolla en un espacio muy seguro y positivo en el que los alumnos tienen que escucharse y colaborar unos con otros». La improvisación es ideal como práctica para las personas tímidas. «Yo recomiendo probar a cualquiera para ver cómo se siente porque además es un entrenamiento de las habilidades interpersonales que requiere tanta concentración que hace que las dos horas de curso se olviden todos los problemas», afirma Germán, «todos tus sentidos están en divertirse y en crear la historia, así que no hay espacio cerebral para nada más».

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