Entrevista | Manolo García Cantante

«Hago canciones para no angustiarme en un mundo en el que no me siento bien»

Manolo García volverá este sábado a Córdoba con la promesa de regalar al público una noche inolvidable

Manolo García volverá a Córdoba este sábado con la gira ‘Cero emiciones contaminantes desde ya’.

Manolo García volverá a Córdoba este sábado con la gira ‘Cero emiciones contaminantes desde ya’. / Marc Asensio Cuples

Araceli R. Arjona

Araceli R. Arjona

Lleva toda la vida creando con los pinceles, con la guitarra y con la imaginación. Optimista nato, es sumamente consciente de los grandes problemas de la humanidad, del planeta, y aprovecha cualquier altavoz para pedir al mundo un poco de cordura, ya sea cantando o en entrevistas como esta.

-Este sábado estará en Córdoba con la gira Cero emisiones contaminantes desde ya. ¿Esto es un grito, un eslogan o una orden?

-Yo no soy nadie para dar órdenes, nunca me ha gustado dar órdenes. Es una reflexión, una llamada de atención desde mi militancia ecologista. Desde jovencito, desde el tiempo de El último de la fila, he estado siempre en este trajín, he hecho muchos conciertos para recaudar fondos para grupos ecologistas. Ahora la llamada del cuerpo científico mundial es muy clara, es urgente dar las soluciones. Hay que buscar soluciones rápidas y serias, comprometidas. Lo mío es un clamor en el desierto aunque cada vez hay más gente concienciada y dispuesta a sacrificar un modelo de vida en beneficio de las generaciones venideras, el planeta.

-¿Es usted la Greta Thunberg de la música española?

-No, para nada. Simplemente, cuando uno tiene cierta popularidad y te ponen un micro delante en lugar de pasar diez minutos diciendo chorradas sobre ti, lo estupendo que eres que no es más que ego, ego, ego, me apetece hablar de cosas que nos atañen a todos y que son importantes de verdad.

-Empieza los conciertos con la canción ‘Insurrección’, ¿es una llamada a que nos pongamos las pilas?

-Bueno, es el título de una canción con una connotación y un significado concreto. Los tiempos de las revoluciones sangrientas han pasado, ahora es el momento de la gran revolución verde, de pacificar el mundo, que es es otra revolución pendiente, llamando al orden a los cuerpos políticos para que arbitren y que parenlas masacres. Después de tantos siglos de civilizaciones variadas, es un poco triste ver que en el siglo XXI continúa la barbarie humana. Ante eso, sí que habría que llamar a la población mundial para que, pacíficamente, se movilice.

-Todos somos emisores de gases contaminantes y responsables.

-Estamos inmersos en un modo de vida basada en el consumo, que significa fabricar cacharros, comprarlos, venderlos y esto es un desgaste para el planeta . Habría que volver a un tiempo más razonable, cuando las temperaturas no estaban un grado por encima, pero dile tú al planeta entero... Estamos en un momento muy extraño, en el que medio planeta está a vacaciones siempre y el otro medio está pasando hambre o en guerra. Hay que encontrar el término medio. Es un asunto difícil pero no imposible. Hay muchos intereses económicos, pero para mí, esa es la madre de todas las batallas. Todo lo que está sucediendo en el mundo, bueno y malo, se quedará en nada si la temperatura del planeta aumenta. No lo dice un músico, lo dicen los científicos.

-Uno de los discos que presenta en esta gira es ‘Mi vida en Marte’. ¿Se siente un poco marciano?

-Sí, un poco, el título es una pequeña broma, viene de una foto muy disparatada que vi, que hablaba de hacer un proyecto para hacer edificios en Marte. Primero nos cargamos la Tierra que es un edén y luego nos vamos a un planeta a no sé cuántos años luz, helado y frío.

-¿Los dos discos que presenta son uno continuación del otro o los concibió como entes distintos?

-Mi vida en Marte está hecho en tiempo de pandemia, tranquilamente, poco a poco, y el siguiente, Pensamientos desplumados, vino cuando el otro estaba acabado y a punto de salir. Entonces, dije oye, parad las máquinas que voy a hacer otro con guitarras españolas, un poquito diferente y en un mes, lo hice, con lo cual son 24 canciones, de las que canto una selección en los conciertos antes de hacer un repaso a canciones que están en la memoria colectiva de la gente que me ha seguido en las últimas décadas.

-¿Qué papel juega la música en este mundo de locos?

-Hombre, la música apacigua a las fieras (jajaja), es un compañero de viaje ahora mismo imprescindible, como la literatura, la poesía y la cultura en genera en un mundo cada vez más frío, más desangelado, un mundo de redes donde la gente se relaciona sin conocerse, donde se quieren, se odian, un disparate mundial. Frente a eso, la música es real, la literatura es real y son imprescindibles para el equilibrio mental de las personas, así de fácil.

-Usted es un poco un Leonardo da Vinci contemporáneo, igual hace una poesía que una canción que pinta un cuadro. ¿Se inspira en lo que ve o en lo que le sueña?

-Yo tengo una tendencia al romanticismo, a la ensoñación, siempre pienso que he llegado demasiado tarde a un mundo demasiado gastado. A mí me duele que lo estemos asfaltando todo, que lo estemos llenando todo de rotondas, de molinos eólicos, que la huella humana sea tan brutal, que nos estemos comiendo a la naturaleza. Me apena oír que hay que prepararse para la guerra y comprar tanques para proteger Europa. Todo eso me lleva a hacer canciones, a pintar... Si hubiese nacido en las laderas de Norteamérica en 1600, unos cientos años antes del machaque, no habría necesitado hacer eso porque viviría en paz. Hago canciones para no angustiarme demadiado en este mundo industrial en el que no me siento bien.

-¿Hacer conciertos es una forma de terapia?

-Para mí el escenario es mi casa, empecé muy jovencito, con 16 años, y no he parado nunca. Lo importante de las giras grandes es la posibilidad de reunir a miles de personas contentas, de provocarles con tu música un estado de ánimo alegre, que cante y bailen y se olviden de las mil cuestiones cotidianas que nos lastran y nos machacan la vida. Ver a tanta gente feliz me ayuda mucho, ellos creen que yo les hago felices, pero son ellos los que me hacen feliz a mí.

-Ha tocado muchas veces en Córdoba, ¿qué recuerdos tiene de la ciudad?

-Tengo el recuerdo de la primera vez que fui con El último de la fila, me sorprendió muchísimo, me ha pasado en más ciudades, en Málaga por ejemplo. Esa primera vez en que la ciudad te deslumbra, porque a quién no le deslumbra Córdoba. Recuerdo que el concierto fue muy bonito, la gente muy entregada y eso es lo que espero siempre, que ese milagro se repita.

-Pida un deseo.

-Pediría que parase milagrosamente el aumento de la temperatura del planeta, que retrocediese ese grado y medio que hemos aumentado y nos quedásemos como hace 800 años, eso sería maravilloso.

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