Festival de la Guitarra 2024

El Kanka llega a Córdoba este jueves para compartir con su público ‘Cosas de los vivientes’

El cantante y compositor malagueño llega a Córdoba con su guitarra y un disco en el que habla con su frescura habitual de lo cotidiano

El Kanka se subirá este jueves al escenario de La Axerquía.

El Kanka se subirá este jueves al escenario de La Axerquía. / Ricardo Ru.

Araceli R. Arjona

Araceli R. Arjona

El cantante y compositor malagueño El Kanka, que de un tiempo a esta parte, prefiere que se le llame Juan Gómez por aquello de diferenciar al artista de su persona, desembarcará ese jueves en el Teatro de la Axerquía de Córdoba dentro del Festival de la Guitarra para impregnar con su frescura una noche que promete ser calentita. El cantautor, que se fue de su tierra a la capital para probar suerte, tuvo que parar hace no mucho para reencontrarse a sí mismo y fruto de ese parón le salió un disco que mantiene su sello musical inconfundible en el que habla, como su propio nombre indica, de las Cosas de los vivientes, de lo cotidiano, desde la sencillez, pero con todo el arte, sin trampa ni cartón.  

Especializado en preparar su música «sin prisas, pero sin pausas», algo que parece que es marca de la casa de más de un autor malagueño, léase Pablo López por ejemplo, que también pasa este finde por Córdoba, ha sacado hasta el momento cinco discos, el último editado con su propio sello discográfico, A volar music, un nombre que quizás surgiera por contradecir una de sus canciones, esa que dice «volar, lo que se dice volar, no vuelo». 

El Kanka, al natural.

El Kanka, al natural. / Alan Nart

El Kanka y compañía

El Kanka se subirá al escenario con su guitarra y su ukelele, acompañado por los miembros de su banda, que son Juan Rubio Pastor en la percusión, Álvaro Ruiz Alcántara a la guitarra, José Benítez González en la batería, Pedro Campos Nieto al bajo y Carlos Manzanares Lloch en metales, teclado y acordeón. Dicho así, la cosa promete sonar más que bien. 

Adicto a escuchar música de todos los estilos allá donde va, El Kanka ha logrado ser identificable con un sonido en el que fusiona todo lo que pilla, creando canciones que, en este último disco, igual pintan un autorretrato de sí mismo que lanzan una carta de amor o una despedida. 

Puede que su mayor virtud sea la capacidad de haber conservado la naturalidad, esa virtud que cada vez es más difícil de encontrar en un mundo lleno de artificio manoseado. También es uno de esos autores que se puede permitir las cosas más tristes, las letras más deprimentes y cantarlas como si fuera una fiesta sin que nadie lo note. No hay más que hacer la prueba y leer sin música algunos de sus temas más pegadizos para comprobar que debajo de su ritmo pegadizo hay un poso de ironía y de melancolía. La música de El Kanka te puede gustar más o menos, pero de lo que no hay duda es de que cualquiera que vaya a uno de sus conciertos, tiene una buena dosis de risas garantizada. No en vano, cada vez son más los kankaneros. Por algo será.