Opinión | El alegato

En clave sarcástica

El ministro del Interior, Sr. Marlaska, ha atacado al juez que investiga a Begoña Gómez definiendo como «preocupantes» las resoluciones que el instructor, Sr. Peinado, está dictando. Ha afirmado que tal instrucción está generando una absoluta indefensión a la esposa del presidente, atreviéndose a decir que la causa contra Begoña Gómez es una «investigación proactiva» que debería estar archivada desde hace tiempo.

Por su parte, el ministro de Justicia, Sr. Bolaños, ha puesto de manifiesto la gravísima indefensión generada a la Sra. Gómez diciendo que no hay nada en su contra que justifique la investigación.

Ambas declaraciones son inasumibles en un Estado de Derecho. La primera, por venir del que antes de ser ministro fue compañero del juez instructor al que critica. La segunda, al tener como autor al más alto representante del Ministerio de Justicia.

Últimamente todo está permitido y lo que no, es culpa del fango de la ultraderecha que extiende sus tentáculos hasta el mismísimo Poder Judicial.

Ha ordenado la parte socialista de la Moncloa a Dña. Yolanda Díaz que no meta tanta presión a la patronal en las negociaciones con la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas. Que no habrá muchos empresarios que voten a Sumar pero al PSOE sí y la gallega va a fastidiar las predicciones de Tezanos.

Si yo pudiera hablar con la vicepresidenta, le diría que lo urgente no es esa jornada que ha convertido en su leitmotiv. Que si estuviera lidiando a pie de juzgados de lo social, con conseguir que la totalidad de las empresas respeten la jornada establecida por sus respectivos convenios colectivos, sin imponer la realización de horas extras no pagadas ni cotizadas bajo amenaza de despido, ya podría darse con un canto en los dientes -esos que tanto gusta enseñar en su inexplicable eterna sonrisa-.

Pero como la Sra. Díaz no va a darme audiencia, me daré por contestada en el sentido de que la culpa de la explotación proletaria es del fango de la ultraderecha judicial que no condena a los empresarios a galeras.

La aplicación de la Ley del solo sí es sí, gestada por la agresión sexual grupal a una mujer en los Sanfermines de 2016, ha provocado que el T. S. confirme la rebaja en un año de la pena impuesta a uno de los agresores. Ni que decir tiene que es error interpretativo legal del fango de la ultraderecha judicial cuyo máximo exponente es el Alto Tribunal.

No pasa nada. Ya está confundida la ciudadanía hasta donde estaba marcado el objetivo. El otro día un trabajador me decía que no quería recurrir su sentencia ante el Supremo porque esos jueces son unos fachas, que mejor recurriera ante el Constitucional que «son de los nuestros».

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