ENTREVISTA | Ana Ramos Asociación Cordobesa de Amistad con los Niños y Niñas Saharauis

«La sociedad civil y los gobiernos han olvidado a los saharauis»

El colectivo sigue con sus proyectos Caravana por la Paz y Vacaciones en Paz para ayudar a los menores saharuis, que sobreviven en malas condiciones en los campamentos de Tinduf, el «desierto de los desiertos»

Ana Ramos es presidenta de la Asociación Cordobesa de Amistad con los Niños  y Niñas Saharauis.

Ana Ramos es presidenta de la Asociación Cordobesa de Amistad con los Niños y Niñas Saharauis. / CÓRDOBA

Rafael Verdú

Rafael Verdú

-¿Cuál es la situación ahora mismo en los campamentos saharauis?

-La situación se ha agravado porque tras la pandemia se cortó la ayuda internacional. Además, hay otros conflictos que hacen que la ayuda se divida. Por otro lado, hay que recordar que, aunque no salga en los medios, desde finales de 2020 se reanudaron las agresiones militares entre el Sahara y Marruecos, se volvió a la fase armada. Otras guerras, como la de Ucrania, han tenido difusión. Nosotros decimos que hay un doble rasero del derecho internacional. Esto es someter una vez más al olvido a nuestro pueblo hermano.

-Entonces, ¿el Sahara está en guerra?

-Sí. Desde finales de 2020 se reanudó el conflicto. La ayuda internacional es escasa, se aproxima el verano y aquello es el infierno. Es el desierto de los desiertos. Los campos de refugiados en Argelia tienen condiciones de vida durísimas. Es difícil describir su resistencia y su lucha. La sociedad civil y los gobiernos tienen olvidados a los saharauis. El derecho internacional no se cumple en los campamentos. El pueblo saharaui está dividido: tenemos, por un lado, los campos de refugiados y, por otro, el territorio ocupado, donde se violan los derechos humanos, con desapariciones en el Sahara Occidental, ocupado ilegalmente por Marruecos. Para nosotros, como oenegé, es imposible trabajar ahí. Llevan más de 48 años de ocupación y es imposible, no hay entrada libre a oenegés ni medios de comunicación. Eso no hay que olvidarlo, aunque nosotros, desgraciadamente, sólo podemos trabajar con la población de refugiados.

-Los saharauis son un pueblo sin tierra y no parece que haya solución a corto plazo. Más bien el problema parece enquistado. ¿Cree que existe alguna solución diplomática o política al conflicto?

-Hay resoluciones internacionales que avalan al pueblo saharaui. Como potencia administradora, España debe actuar, es nuestra responsabilidad. Nos hemos puesto del lado del ocupante, que es Marruecos. Lo tenemos complicado en ese aspecto porque políticamente se están violando todas las declaraciones y el derecho internacional, pero seguimos en la lucha. Nosotros no vamos a desfallecer. No queremos refugiados en Tinduf ni sometimiento en el Sahara. No vamos a desfallecer, somos su esperanza.

-¿Qué proyectos maneja la asociación para este año?

-En primer lugar, la celebración del 30 aniversario, ya que la asociación se creó en 1994 y desde entonces estamos trabajando de la mano del pueblo saharaui, primero en su lucha política, y mientras tanto trabajando en la cooperación al desarrollo, por ejemplo con comisiones médicas. La última fue en noviembre de 2023. Uno de los proyectos más famosos es Caravana por la Paz, que ha salido hace poco con más de 20.000 kilos de material sanitario para los campamentos. También está Vacaciones en Paz, que empezará el mes que viene si todo va correcto. Tendremos a esos pequeños embajadores del pueblo saharaui, que podrán alejarse del horror de los campos de Tinduf.

Estamos de celebración por el 30 aniversario, ya que la asociación se creó en el año 1994

-¿Siguen necesitando familias de acogida para este verano?

-Sí, hemos hecho un llamamiento. Necesitábamos 10 familias y ahora sólo nos faltan cinco. Aprovecho para animar a las familias para que acojan a un niño saharaui, es mucho más lo que ellos nos dan que lo que nosotros podemos dar, y además tenemos la oportunidad de alejarlos de aquellas duras condiciones de los campamentos, que si son duros todo el año, cuando llega el verano empeoran a niveles difíciles de soportar, con temperaturas de más de 60 grados a la sombra. Permite que los niños puedan ser revisados con exámenes médicos, tener un diagnóstico precoz de problemas de salud y, sobre todo, también mejora muchísimo su vitalidad porque disfrutan de un clima más benigno y de una alimentación sin límites. Allí tienen malnutrición porque la ayuda internacional está más limitada.

Llegada de jóvenes saharuis a Córdoba con el programa 'Vacaciones en Paz'.

Llegada de jóvenes saharuis a Córdoba con el programa 'Vacaciones en Paz'. / MANUEL MURILLO

-¿Hasta cuándo se puede solicitar ser familia de acogida?

-Hasta el 20 o 22 de mayo se podría pedir, por el tema de la burocracia.

-¿Qué se necesita para acoger niños saharauis?

-Lo principal es tener ganas de compartir un verano con un niño saharaui y de ayudar a ese pueblo hermano. Es lo mínimo que podemos hacer. Nosotros hacemos una entrevista con filtros, pero lo importante es querer compartir el verano.

-¿Las familias de acogida deben tener niños en edad similar al menor saharaui?

-No tiene por qué. Pueden ser familias monoparentales, con niños o sin ellos. Incluso con bebés. Lo ideal es que tengan la misma edad para que jueguen juntos, pero ellos se adaptan.

-Además de las vacaciones, los niños reciben atención médica en Córdoba. ¿Qué problemas son los más frecuentes?

-La patología de visión y audición. Viven en condiciones extremas con tormentas de arena. También tienen problemas bucodentales. Se les hacen revisiones gracias a la Fundación Arruzafa, la Clínica Libertad y Audica, que el año pasado fue la primera vez que participó. Me consta que incluso viajaron a los campamentos para desarrollar un proyecto de audición. Hemos visto, además, anemia por malnutrición y otros problemas puntuales como una hernia. Hay, además, cataratas por el sol. Estamos hablando del desierto de los desiertos.

-¿Qué les dicen las familias de acogida?

-Bueno, ya están las familias locas. Sabemos cuándo vienen los niños y preguntan por ellos. Ya los esperan y los desean. A veces la gente es reacia porque creen que después van a llorar porque los niños se van. Pero los niños saharauis cuando llega agosto están deseando irse. No tienen lo básico pero tienen su tierra. Tienen lo principal y no les falta el cariño y su familia. No entendemos ciertos valores, pero los niños quieren volver.

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