Testimonios

"Mi familia dependía de mí y no poder mantenerlos me mataba"

Carmen, José Rafael y Paula Isabel han compartido su experiencia con Cruz Roja en la presentación de la memoria de actividad de 2023

Paula Isabel, José Rafael y Carmen, voluntaria y beneficiarios de Cruz Roja, respectivamente.

Paula Isabel, José Rafael y Carmen, voluntaria y beneficiarios de Cruz Roja, respectivamente. / CÓRDOBA

Rafael Sánchez

Rafael Sánchez

José Rafael Valverde es beneficiario en el área de inclusión social del programa de extrema vulnerabilidad para cobertura de necesidades básicas, y del área de empleo para mejorar su empleabilidad y su inserción laboral. Padre de familia -con dos hijos- perdió su trabajo a raíz de la pandemia. Y con la pérdida de su empleo, llegó también el cierre del negocio de su mujer.

Así, tras un tiempo y sin saber a quién recurrir, le hablaron del programa de Cruz Roja. "Vine, me apunté, expuse mi caso y se volcaron conmigo". José Rafael estuvo un año formándose para poder tener un empleo ajustado a su perfil. Y es que tenía experiencia como operario a pie de producción en una fábrica, pero eso no era suficiente. En Cruz Roja le ayudaron a conseguir la formación necesaria para manejar carretillas, puentes-grúa o plataformas elevadoras y, actualmente, lleva un año trabajando con maquinaria en una fábrica.

"Mi familia dependía de mí y no poder mantenerlos me mataba." Dos niños de 9 y 15 años son "una alcancía diaria", dice José Rafael entre risas. "Han sido muchas horas, muchos días y muchos meses yendo a Cruz Roja". Este es un esfuerzo que no todo el mundo está dispuesto a hacer, pero para José Rafael ha valido la pena. "En Cruz Roja me han ayudado muchísimo. Sin ellos yo no estaría hoy aquí".

José Rafael Valverde, uno de los usuarios de Cruz Roja que ha compartido su testimonio.

José Rafael Valverde, uno de los usuarios de Cruz Roja que ha compartido su testimonio. / CÓRDOBA

Carmen Serrano, usuaria de Cruz Roja desde hace 17 años, afirma que se siente "muy contenta" desde que está en Cruz Roja, porque ha hecho amistades, se lo pasa bien y, según dice, "se me quitan algunas cosas que tengo en la cabeza".

"¡Qué guapas estáis, hoy venís preciosas!", les dice Carmen a sus compañeras cuando las ve. Dos días a la semana, concretamente. Con los sentimientos a flor de piel, Carmen ha expuesto su situación como beneficiaria de Cruz Roja en Córdoba. "Me llevo muy bien con todos, son buenas personas".

Carmen acudió a Cruz Roja por la tristeza que sintió con el fallecimiento de su suegra, quien murió a los dos meses de ingresar en una residencia. Y es que su relación era muy estrecha, porque habían vivido juntas durante mucho tiempo. "Yo no la hubiera llevado a una residencia nunca, pero lo hizo su hija. Mi conciencia está muy tranquila", asegura.

Carmen Serrano, beneficiaria de Cruz Roja, quien ha compartido su experiencia con la entidad.

Carmen Serrano, beneficiaria de Cruz Roja, quien ha compartido su experiencia con la entidad. / CÓRDOBA

Ver la luz de nuevo

Cuando Paula Isabel Hernández llegó de Perú a España hace casi dos años, lo perdió todo. "Tenía mucho cuidado en mi país para no sufrir robos, debido a la alta delincuencia que hay allí, y al llegar a Madrid me quitaron absolutamente todo lo que traía". Buscando ayuda, Paula Isabel encontró a unas monjas que le hicieron ver la luz de nuevo. "Me proporcionaron víveres y, más tarde, me ayudaron a encontrar trabajo". De esta forma, y para no tirar la comida a la basura, dando un paseo por el centro de Córdoba, la voluntaria peruana vio a personas que necesitaban alimentos, por lo que se decidió a repartirlos. Haciendo esto, un señor que la vio le dijo que si le gustaba ayudar podía ir a Cruz Roja, donde necesitaban voluntarios. Y así lo hizo. "Me animé más por el voluntariado en el ámbito administrativo, debido a mi experiencia previa en Perú", cuenta.

El primer proyecto que hizo fue una recogida de alimentos en un supermercado. Y después de esto, comenzó a ir a Cruz Roja en sus días libres. "Es como mi casa. No me siento sola, porque todos los técnicos son muy buenos conmigo. A mí incluso el saludo con una sonrisa que recibo al entrar me llena, y siempre que pueda voy a seguir viniendo".

Paula Isabel Hernández, voluntaria de Cruz Roja en Córdoba.

Paula Isabel Hernández, voluntaria de Cruz Roja en Córdoba. / CÓRDOBA

"Tal vez si no me hubieran robado en Madrid no hubiera tenido la necesidad de buscar ayuda y no habría conocido a las monjas que me dieron la comida". Actualmente, Paula Isabel trabaja de interna cuidando a una señora, algo que contrasta en gran medida con su trabajo de asistente de créditos y cobros en el área administrativa que desempeñaba en Perú.

"No es solo darle algo a alguien, es encontrar otras formas de ayudar y hacer que esas personas que vienen agobiadas se sientan bien", concluyó.