Un poema épico para griegos embelesados

‘Mi día en el otro país’, de Peter Handke, es un mundo convocado en sus formas que habla dialecto del espíritu

Peter Handke. | CÉSAR CABRERA

Peter Handke. | CÉSAR CABRERA

Esto es lo que sé de Peter Handke. Sé que Peter Handke (Griffen, Austria, 1942) comienza cada día traduciendo unos versos de Píndaro. ‘Mi día en el otro país. Una historia de demonios’, de hecho, lo inicia con una cita del poeta griego. Como en ‘La tarde de un escritor’, se trata de concentrar el día. No el llamado día-cualquiera, sino todos los días reunidos en la fórmula arcádica del gran día celeste.

Sé que Peter Handke es un paseante. Este libro -como casi todos sus libros en general, especialmente los últimos: véanse ‘La ladrona de fruta’ y ‘Ensayo sobre el loco de las setas’- es también un paseo.

Sé que Peter Handke debió su primera celebridad a una obra de teatro, ‘Insultos al público’, donde, efectivamente, se insultaba al público. Este libro comienza con un «endemoniado» que grita a quienes se le acercan a veces en idiomas incomprensibles. Después de aquellos ‘Insultos al público’, Handke, el hijo predilecto -accidental- de la izquierda europea, insultó al público de otra manera: acudió al entierro de Slobodan Milošević y allí leyó unas sentidas palabras.

Historia

Fue también «una de las más de 1.600 personas que fueron designadas testigos de la defensa en el juicio del Tribunal Internacional de La Haya para Yugoslavia contra Milošević». Es decir: fue una de las más de 1.600 personas -en realidad menos: se borraron muchas- que se preocuparon de estar ahí. Y aunque explicó su postura en lo concerniente a Milošević y la guerra de Yugoslavia (véase ‘Preguntando entre lágrimas’, ‘El viaje en la canoa’), para el mundo Handke quedó retratado como el hombre que se había puesto de espaldas a la historia, a los buenos y honrados ciudadanos y a la buena y honrada (es un decir) clase política, y, prácticamente, había pasado de ser parte del gran país en general a ocupar otro país: en pocas palabras, era de pronto aquel endemoniado incomprensible que había insultado al público.

Sé que Peter Handke ha escrito poesía. En realidad, sus libros están siendo cada vez más aéreos. ‘Mi día en el otro país’ es un poema épico donde cada párrafo es una estrofa. (Y quien lo intente comprender como un relato está perdido. ¿Perdido en qué país? Quizá en el otro país del otro país, que no es ni aquí ni allí). Sé que Peter Handke deambula por la vida (deambular no es la palabra) con un lapicero en el bolsillo, y que de ese lápiz que tan frecuentemente se encarna en otros lápices ha escrito una bonita biografía: ‘Historia del lápiz’. En Soria, por ejemplo, se paraba a escribir con ese lápiz acerca del musgo que cubría una piedra, y la gente que pasaba por su lado (véase, creo, ‘Ensayo sobre el jukebox’) se detenía a observarle. Él dejaba entonces el musgo y escribía sobre esos individuos detenidos a su lado ante el misterio de un hombre que contemplaba una piedra. En aquel extraño poemario sobre el lápiz, lleno de versos sueltos (uno tenía que imaginar el poema invisible que lo rodeaba), escribió cosas como esta: «Ya no quiero contemplar el mundo, sino convocarlo en sus formas».

Y esta: «Donde hay espíritu, no tendría que haber ningún dialecto más». ‘Historia del lápiz’ se publicó hace 40 años. Ahora, 40 años después, ‘Mi día en el otro país’: un mundo convocado en sus formas que habla en el dialecto del espíritu.

Texto en alemán

Sé que Peter Handke escribe en alemán, pero eso no es más que un revestimiento. En realidad, escribe en griego clásico, pues él es un griego clásico que piensa en griego clásico. Después las cosas llegan (para Handke) en un idioma del futuro. Y, sin embargo, es como Homero observando las cráteras de miel en la cueva de los sueños, y también (porque el latín no es otra cosa que un griego soñado) un Plinio el Joven que escribe entusiasmado y a la vez desde un sereno embelesamiento. No de otro hombre ni de otro lugar puede venir un libro como ‘Mi día en el otro país’: un libro para griegos serenos, entusiasmados, para griegos también embelesados.

‘Mi día en el otro país’.

Autor: Peter Handke.

Editorial: Alianza Editorial. Madrid, 2024.

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