El Parlament activa la cuenta atrás

Cataluña se aboca a un pacto en dos meses que evite una repetición electoral

ERC carga contra Illa y Puigdemont por no presentarse a la investidura y avisa: "No cuenten con nuestros votos porque seamos de izquierdas e independentistas"

El president del Parlament, Josep Rull

El president del Parlament, Josep Rull / DAVID ZORRAKINO / EP

Júlia Regué / Sara González / Gisela Boada

La cuenta atrás hacia una repetición electoral está activada y Cataluña se aboca a un pacto 'in extremis' para evitarlo. El Parlament ha certificado este miércoles que no hay un candidato dispuesto a optar a la investidura, y el presidente de la Cámara, Josep Rull, ha firmado un acto equivalente a un intento fallido para poner en marcha el reloj. Si antes del 26 de agosto no hay president, los catalanes volverán a ser citados a las urnas de forma automática el 13 de octubre.

El hemiciclo ha exhibido la maratón: Salvador Illa (PSC), ganador de las elecciones, parte con más opciones que el segundo en la 'pole', Carles Puigdemont (Junts), que alienta su regreso y exige una abstención socialista que ya le niegan. El socialista negocia ya con ERC y los Comuns para atar un acuerdo que le abra las puertas del Palau de la Generalitat, cuya clave será otorgar una financiación "singular" para Catalunya, una concesión que requiere del concurso del Gobierno del PSOE, pero que estará a la espera de que la militancia republicana, inmersa en una crisis interna por los resultados electoral y con una presidencia del partido vacante tras la dimisión de Oriol Junqueras, lo avale.

La sesión parlamentaria se ha iniciado con el estreno en el atril de la líder de la extrema derecha independentista de Aliança CatalanaSilvia Orriols: "Ja som aquí", ha espetado, asegurando que su partido no investirá "ni a españolistas ni a procesistas" para "tercermundizando Catalunya", un discurso islamófobo que ha zanjado exigiendo una ley de extranjería "potente" y una Constitución "catalana". Rull ha tenido que advertirle de que la libertad de expresión no ampara el discurso de odio que incita a la violencia.

Los cuperos, que se han constituido como subgrupo dentro del grupo mixto que comparten con el partido de Orriols, se han centrado en atacar al PSC y a Junts, porque a su juicio "comparten el mismo programa". "Es imposible apoyaros, no facilitaremos el regreso de la sociovergencia", ha despejado la diputada Laia Estrada.

Por su parte, la líder de los Comuns, Jéssica Albiach, ha advertido de que solo hay dos opciones -un pacto progresista o una nueva cita con las urnas-, por lo que se ha comprometido a llegar a un acuerdo. Así, ha pedido armar un Govern "estable y valiente", teniendo en el retrovisor el Ejecutivo que sigue liderando ERC en minoría con el president Pere Aragonès. Eso sí, ha alertado a Illa de que le toca esforzarse para lograrlo. "Tenemos la oportunidad y una mayoría posible, soy optimista", ha sentenciado.

El dirigente del PP catalán, Alejandro Fernández, ha defendido que el PSC "ha vuelto a engañar" porque se inclina por pactar con ERC, cargando con dureza, pero siempre con su tono irónico, contra los acuerdos entre socialistas e independentistas en el Parlament y en el Congreso.

El aviso de ERC

El diputado republicano Josep Maria Jové ha cargado contra Illa y Puigdemont por "no tomar en serio al país" al no presentarse a la investidura, y ha criticado que les haya faltado "valentía y coraje", recordando que Aragonès sí se presentó pese a saber que en el primer intento no saldría elegido. "Rehúyen su responsabilidad y nos duele porque ustedes han puesto en duda nuestra responsabilidad a la hora de liderar el país", ha rematado. A sabiendas de que sus 20 parlamentarios son indispensables para Illa, Jové ha tratado de sacudir el papel protagonista de los republicanos, cortejados por todos, defendiendo que hay una suma con más apoyos: la del PSC y Junts. "No den por hechos los votos de ERC en sus supuestas mayorías, ni por ser independentistas ni por ser de izquierdas", ha rematado, y ha vuelto a poner sobre la mesa las condiciones para un acuerdo: la financiación, el estado del bienestar, el refuerzo del catalán y la lucha contra la extrema derecha.

En el turno de Junts, Albert Batet, ha defendido que Puigdemont puede ser investido aunque no haya ganado las elecciones, como lo fue Pedro Sánchez o Jaume Collboni, si bien en estos dos casos hubo una mayoría alternativa y nunca el primero en el escrutinio dio sus votos al segundo. Batet ha vuelto a presionar al PSC para que facilite la reelección de su candidato, sugiriendo que el acuerdo entre el PSOE y Junts en Bruselas puede quedar en jaque, eso es, dejar de apoyar al presidente del Gobierno. "Seriedad, humildad y discreción", se ha recetado para las negociaciones.

El colofón al debate lo ha puesto Illa, quien ya avisado de que no entraría a replicar a los grupos en pro de la negociación, y ha defendio que su actitud será la de "esperar" y "apelar a que no se bloquee". "Solo hay una mayoría aritmética viable", ha insistido, tendiendo la mano a ERC y Comuns. "Quiero un buen pacto progresista", ha remachado, aislando a la derecha extrema y a la extrema derecha de las conversaciones: "A trabajar".