Elecciones EEUU 2024

Debate Biden–Trump: Todo lo que hay que saber de un encuentro de alto voltaje

Seis claves del duelo que el demócrata y el republicano mantienen este jueves (a las 3 de la madrugada del viernes en España)

Donald Trump y Joe Biden durante el primer debate que mantuvieron el 29 de septiembre de 2020, en la pasada campaña.

Donald Trump y Joe Biden durante el primer debate que mantuvieron el 29 de septiembre de 2020, en la pasada campaña.

Idoya Noain

Quedan poco más de cuatro meses para las elecciones presidenciales de Estados Unidos del 5 de noviembre y este jueves esa carrera enfrenta un momento que puede ser determinante: el primer debate de dos previstos entre el presidente demócrata Joe Biden y el expresidente republicano Donald Trump.

Se trata de un encuentro de alto voltaje entre dos hombres que, además de enfrentados en lo político, sienten una profunda animadversión mutua. Numerosos estadounidenses sienten apatía e incluso rechazo ante el hecho de tener que volver a elegir como en 2020 entre Biden, ahora de 81 años, y Trump, de 78. Aun así, la expectación ante el debate es máxima y hay mucho en juego.

Estas son las claves de un duelo que representa "un momento crucial", como ha dicho el congresista demócrata y aliado de Biden James Clyburn, y donde estrategas republicanos como Karl Rove ven el potencial de "un gran punto de inflexión".

1.Las formas

El debate, que por primera vez desde 1988 no organiza la Comisión de Debates Presidenciales sino una cadena privada, CNN, arranca en un estudio de Atlanta a las 9 de la noche (3 de la madrugada del viernes en la España peninsular).

Durará 90 minutos y tendrá dos pausas publicitarias, en las que los dos candidatos no podrán interactuar con sus equipos de campaña.

No habrá declaraciones iniciales y los candidatos tendrán dos minutos para dar sus respuestas a los dos moderadores (los periodistas políticos de CNN Jake Tapper y Dana Bash), uno para réplica y otro para contrarréplica. Los micrófonos se silenciarán cuando no sea su turno de palabra.

Biden y Trump estarán de pie con atriles y se les facilitará una libreta, lápiz y una botella de agua pero no podrán tener notas.

Por las condiciones pactadas entre los candidatos, y cumpliendo una petición del equipo de Biden, no habrá público en el plató, algo que no sucedía desde 1960, cuando se celebró el primero de los debates televisados entre John F. Kennedy y Richard Nixon y que dejará a Trump sin el habitual aliento que le dan las reacciones de sus seguidores.

Con un lanzamiento de moneda se ha decidido la ubicación y el orden para cerrar el debate. Biden dio prioridad a la posición y eligió quedar situado en la derecha de la pantalla. Dejó con ello a Trump escoger sobre el turno de intervención y el republicano optó por tener la última palabra.

Robert Kennedy Jr., el candidato independiente, no cumplió los requisitos establecidos por CNN para participar en el debate.

2.El fondo

Cuando entren en el estudio de Atlanta este jueves será la primera vez que Biden y Trump estén en la misma habitación desde octubre de 2020, cuando se midieron precisamente en el segundo y último debate de aquella campaña que se desarrolló en medio de la pandemia (uno de los tres encuentros previstos entonces se suspendió cuando Trump se contagió de covid).

Poco después Biden ganaba aquellas elecciones pero Trump no aceptaba esa victoria y los esfuerzos del republicano por revertir los resultados legítimos y evitar la transición pacífica de poder, que culminaron en el asalto al Capitolio, están detrás de dos de las cuatro causas penales en su contra. En otra de esas causas, la que le señaló por intentar interferir en las elecciones de 2016 pagando para silenciar a Stormy Daniels y falsificando documentos contables para ocultarlo, ha sido ya condenado, convirtiéndose en la primera persona que ha ocupado el Despacho Oval que es un criminal convicto.

Esa condena (por la que se dictará sentencia el 11 de julio) ha ayudado a Biden a mejorar algo en las encuestas, aunque Trump mantiene su ventaja en los sondeos en el puñado de estados clave que deciden las elecciones y, además, ha visto dispararse las donaciones a su campaña tras el veredicto.

Aunque el impacto de los debates es difícil de medir, los expertos en su estudio y los estrategas saben que ayudan a decidirse a un pequeño porcentaje de votantes que estaban indecisos o no se habían involucrado aún plenamente en la campaña. Y aunque esos porcentajes son bajos, pueden marcar la diferencia en elecciones disputadas, como la de este 2024.

3.Los temas

El debate servirá para poner el foco en los temas políticos centrales en una campaña con la que aún no han conectado muchos votantes y para que los dos candidatos redoblen sus principales líneas argumentales.

Si los mítines de Trump sirven de guía, se le escuchará hablar repetidamente de la frontera y de inmigración, una cuestión donde su discurso pasa sin base fáctica por asegurar que la mayoría de quienes llegan sin papeles a EEUU son criminales o enfermos mentales y a vincularlos a un aumento del crimen violento en EEUU.

Se anticipa también que explotará el palpable sentir mayoritario de descontento de los estadounidenses con la inflación para atacar a Biden, y que incidirá en que, durante el mandato del demócrata, EEUU se ha visto involucrado tanto la guerra en Ucrania como la de Israel en Gaza.

El demócrata, por su parte, enfrenta el reto de defender sus políticas económicas, que han llevado a la economía estadounidense a una situación de crecimiento, sin minimizar que la frustración de la población por el alza de precios es una realidad. En este terreno la propuesta de Trump de imponer aranceles del 10% a todas las importaciones, una medida que se anticipa aún más inflacionaria, abrirá a Biden una vía de escape y ataque.

Se espera que el demócrata señale también a Trump por el retroceso de los derechos reproductivos, recrudecido desde que el Tribunal Supremo con una supermayoría conservadora asegurada con tres jueces nombrados por el republicano derogó hace dos años la protección constitucional del derecho al aborto.

Será su papel, asimismo, despertar a muchos votantes de la notable amnesia que muestran sobre el caos que se vivió durante la Administración de Trump, del abismo al que asomó a la democracia estadounidense con sus intentos de revertir los resultados legítimos de las elecciones y de la radical agenda que el republicano ha planteado para su potencial segundo mandato.

4.Los interrogantes y el juego de expectativas

Hay otros temas que van más allá de agenda o programa que hacen del debate un momento impredecible y trascendental y también lleno de interrogantes. ¿Aparecerá el Trump más medido del segundo debate de 2020 o el que hizo del primero entonces un espectáculo bochornoso? ¿Hasta qué punto renovará sus ataques a los resultados de 2020? ¿Explotará la reciente condena a Hunter Biden, el hijo del presidente, cuando él mismo llega con la condena en Nueva York?

No hay, no obstante, nada posiblemente más significativo que el juicio que el debate ayudará a hacer a los estadounidenses sobre el estado físico y mental de Biden a sus 81 años, una cuestión que, más allá de vídeos manipulados y de ataques de los republicanos subrayando su supuesto declive, provoca auténtica ansiedad entre muchos demócratas.

La confianza del equipo de Biden es que el presidente, como en otras ocasiones importantes como el discurso sobre el estado de la Unión, tenga una actuación vigorosa que contribuya a disipar las dudas. Cualquier desliz o momentos incómodos, por el contrario, darían combustible a los ataques y tendrían garantizada una explotación viral.

Trump ha llegado a decir que Biden aparecerá "todo colocado", implicando abierta o tácitamente que recibe "suplementos" o, directamente, "drogas" (en un mitin el sábado pasado dijo que le pondrían "una inyección en el culo" y frecuentemente en sus actos ha llegado a vincularlo con cocaína que se encontró en la Casa Blanca). Pero el republicano también ha empezado a modular su mensaje para moderar las expectativas sobre una mala actuación de Biden. De insultarlo como alguien que "no puede unir dos frases" y de mofas ha pasado a asumir públicamente que "será un debatiente digno" y recientemente en un podcast dijo: "no quiero subestimarlo".

5.Sin precedentes

El debate marca hitos en muchos aspectos, y no solo por la avanzada edad de los candidatos o por el hecho de que Trump llegue como un criminal convicto.

Nunca antes se había celebrado tan temprano un debate en una carrera presidencial y ni Trump ni Biden son, de hecho, los candidatos oficiales. Aunque ambos aseguraron sus triunfos en primarias ya en marzo, sus nominaciones no se ratificarán hasta las convenciones de sus respectivos partidos. La republicana tiene lugar en Milwaukee (Wisconsin) entre el 15 y el 18 de julio y la demócrata en Chicago (Illinois) entre el 19 y el 22 de agosto.

Prescindiendo de la Comisión de Debates Presidenciales, que queda fuera de la organización por primera vez desde 1988, los candidatos han pactado dos encuentros: este primero organizado por CNN y un segundo organizado por la cadena ABC que está previsto para el 10 de septiembre. La campaña de Biden ha argumentado que realizar uno en junio, en lugar de como era tradicional en septiembre y octubre, tiene sentido para presentar las propuestas a los votantes antes de que se inicie el voto anticipado.

6.Los preparativos

Biden se ha preparado concienzudamente para el debate. Ha pasado siete días rodeado de un amplio equipo de al menos 16 asesores y aliados en Camp David, donde se han habilitado un hangar y una sala de proyecciones para ensayos y donde su abogado personal, Bob Bauer, como en 2020, ha desempeñado el papel de Trump.

El republicano, por su parte, ha vuelto a eludir esas preparaciones clásicas y se ha estado curtiendo en mítines, aunque los dos últimos días los ha pasado en su residencia en Mar-a-Lago, en Florida, manteniendo discusiones preparatorias con aliados. Entre ellos ha estado Kellyanne Conway, con la que ha preparado especialmente la cuestión de los derechos reproductivos que hasta ahora se ha mostrado como un elemento movilizador favorable a los demócratas. También los senadores Marco Rubio y JD Vance, dos de los nombres que suenan en las quinielas sobre quién elegirá como vicepresidente en su candidatura.