Opinión | Economía con toque

¿Cómo vamos?

El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha sacado cómo va nuestra economía. Ya saben que las estadísticas tienen un problema fundamental y es que, además de depender de cómo se midan, van con retraso con respecto a la realidad y solo podemos saber qué ha pasado en el primer trimestre del año 2024. El PIB creció con respecto al primer trimestre del año 2023 un 2,5% que está bastante bien, aunque no solo sirve crecer, sino que hay que preguntarse cómo se está logrando.

La demanda nacional, es decir la que realizan los hogares y empresas nacionales, así como nuestro sector público, contribuyó en 2,3 puntos a este crecimiento y la demanda externa (exportaciones) en 0,2. Por tanto, seguimos dependiendo ampliamente de lo que gastamos los habitantes del país y no despega nuestra competitividad exterior que genere un importante valor añadido en el interior; de hecho, las exportaciones disminuyeron en términos interanuales y solo se obtuvo un saldo positivo porque las importaciones disminuyeron aún más. Dentro de esta demanda nacional, el sector público es el que más incrementó su gasto, aumentando un 3,4%. Las empresas, por su parte, invirtieron más en sus negocios, pero solo algo más con un aumento del 1,1%. Mientras que los hogares desaceleraron su crecimiento en consumo final, aunque creció un 2,7%.

Por tanto, tenemos un crecimiento no muy bien planificado ni equilibrado. Quien tira del carro de forma más importante es el endeudamiento gigante que tiene y no reduce el sector público. Ya he hablado de forma repetida lo que supone un endeudamiento público del 120% del PIB a medio y largo plazo en una economía, y que de hecho sino fuera porque el Banco Central Europeo nos está comprando deuda pública, ya habríamos quebrado. Además, la inversión empresarial sigue siendo pequeña a pesar de las ayudas provenientes de la UE, y esto es lo que crea empleo a medio y largo plazo. Por tanto, como ya se pronosticó, los masivos fondos provenientes de la UE, y que se espera alcancen unos 163.000 millones de euros en ayudas para el 2026, no van a servir para que las empresas crezcan, mejoren y se afiancen, sino para seguir alimentando al estado y nuestros políticos.

Por sectores, quien tira del carro es la construcción que creció un 3,3% y los servicios un 2,7%. La industria sigue algo más rezagada con un aumento del 2,3%, y el sector primario, al que están matando poco a poco, tan solo mejoró en un 1%. De modo que, estamos, de nuevo, apostando por la construcción, aunque como comenté el mes pasado la oferta de vivienda sigue estando por debajo de la demanda lo que hace que no dejen de aumentar los precios. No obstante, si hay algo que está disparado en términos de precios son los alimentos que siguen teniendo inflaciones mensuales que superan el 4%, sobre todo en enero y febrero que crecieron un 7,4% y 5,3%, respectivamente, en tasas interanuales.

A partir de estos datos de crecimiento, se puede esperar que el empleo haya crecido, y así ha sido. Los puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo se han incrementado en un 3,4%. De nuevo, un importante crecimiento, pero de nuevo nos tenemos que preguntar qué ocurre con las horas trabajadas, pues han aumentado pero tan solo un 1,3%. A esto se une que los costes laborales también han aumentado (3,9%), pero no la productividad que registró una caída en términos de tasa interanual del -0,8%. Por tanto, estamos aumentando salarios sin aumentar productividad, lo que se traducirá en desempleo a medio y largo plazo, como ya ha ocurrido otras veces.

*Profesora de Economía de la Universidad de Córdoba

Suscríbete para seguir leyendo