NOVELA

Los ojos dulces de delicadeza

La editorial Berenice recupera ‘La vereda’, de Miquel Martín i Serra

Miquel Martín i Serra. | CÓRDOBA

Miquel Martín i Serra. | CÓRDOBA

Desde la lentitud que, a veces, marca el ritmo de una memoria incandescente, una espesa nostalgia urdida por el miedo que deja rasguños dormidos en las pupilas y en la delicada piel de la inocencia, ha escrito este libro hermoso, ‘La vereda’, Miquel Martín i Serra, un narrador de prosa transparente. Él contempla el mundo, la tibia realidad de un universo pequeño y campesino, desde la frágil y lánguida atalaya que le regala el temblor de la ternura. Así, mientras va dibujando instantes de oro, atravesado por la melancolía y el pudoroso halo de una brisa que arrastra sonidos, imágenes y colores de una edad cargada de poesía y de misterio, el autor catalán evoca y resucita un espacio rural íntimo, pequeño, que él sabe enhebrar con su límpida mirada de manzanilla, cuarzo y pedernal. La voz narrativa del autor va seduciéndonos alzando un bellísimo edificio literario. Pese a su relativa juventud (Miquel nació en Begur –Girona- en 1969), este escritor auténtico, de raza, escribe utilizando con fluidez el pulso eficaz de una prosa suave y lírica, de una perfecta y sobria sencillez, el mapa narrativo de un espacio que el lector asume como suyo, como algo muy cercano y familiar que, al mismo tiempo, al percibirlo duele y deja un escozor lleno de luz, de fina nieve antigua, en las entrañas, como cuando pisamos en el campo tras la lluvia las hojas erizadas y húmedas de una ortiga: «A veces, sobre todo en primavera, íbamos de noche con katiuscas y una luz de carburo... Pasaba la mano por las plantas húmedas y oía todos los ruidos: el silbido de la lechuza, el triquitraque de nuestros pasos, las ramas y las hojas que movía el viento» (pág. 33). Mikel escribe con la seguridad, con la firmeza y la levedad (aunque parezca esto paradójico) que proporciona la delicadeza a quien sostiene el fulgor de la poesía en las pupilas y la derrama absorto, sin confundirse nunca, con respeto y una sabiduría hipnotizante, en cada frase tierna que construye dándole vida al cuerpo del relato, haciendo que la lluvia o el crepúsculo resalten la verdad de lo que plasma, como el picapedrero hace llorar o sonreír el rostro de una piedra cuando la pica y pule con amor, sacando al exterior su alma profunda, extrayendo de su interior la esencia: «De vez en cuando me zambullía y el mundo se detenía en seco y no existía nada ni nadie y todo era silencio» (pág. 78).

Esta novela que edita ahora Berenice ha obtenido en Cataluña un enorme éxito de crítica y de público, habiendo conseguido conectar con más de 20.000 lectores. Lo más difícil e increíble de esto es que en este relato no hay concesiones a la trivialidad o la vulgaridad, ni hallamos nunca el moho de esa prosa absolutamente inane e inmadura, deslavazada, arrítmica y vulgar que tanto abunda en novelas superventas, en ‘bestsellers’ escritos en un estilo decimonónico que suelen gustar a un tipo de lectores. Lo de este libro, por suerte, es muy distinto. Miquel Martín i Serra es un autor que escribe en un estilo diamantino, crujiente y exquisito, luminoso, que ha bebido en el glorioso manantial de los grandes genios literarios: Marcel Proust, Gabriel Miró, Sebald, Miguel Delibes, Josep Pla o Wenceslao Fernández Flores. En este libro hermoso ha logrado crear un universo mágico, lento, intemporal, como el de Wenceslao Fernández Flores en sus relatos cargados de saudade que exhalan bruma, poesía y delicadeza. En ‘La vereda’, Miquel consigue eso a través de una prosa limpia, parpadeante, cargada de armonía y emoción, creando personajes inolvidables: Pitu, Lolo, Torrent o el señor Noguera. Todos ellos conducidos por la voz y la mirada de un sabio adolescente que muestra el mundo con brutal delicadeza. El lector no tarda en abrazar el noble espíritu del protagonista que nos va presentando con afecto a través de su mirada cristalina un singular espacio campesino ubicado en tierras catalanas que emociona por su delicadeza y su ternura. Así, vemos desfilar por estas páginas personajes sencillos que subyugan por su manera de actuar en una sociedad rural arcaica, marcada aún por un peculiar clasismo, quizá subyacente en la honda Cataluña, que Miquel Martín i Serra ha dado con inocente naturalidad.

‘La vereda’.

Autor: Miquel Martín i Serra.

Editorial: Berenice. Córdoba, 2024.

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