Opinión | Cielo abierto

No eran molinos

Los clásicos siempre son modernos y los pódcasts resultan una nueva puerta para entrar a leer

La primera vez que fui a grabar un pódcast en Prado del Rey tuve la sensación de que me habían soltado en un paracaídas. Como en todas las primeras veces, traté de llevar encima algo de confianza y elegí una novela que conocía bien. Ignacio Elguero y yo habíamos hablado de la necesidad de un programa sobre nuestros grandes clásicos. Así que me atreví con ‘’Niebla’, de Unamuno. Tras haberlo grabado no quedé satisfecho, pero empecé a aprender. Al día siguiente volví a Radio Nacional, en Madrid, para grabarlo de nuevo: esta vez con un guion mucho más elaborado, algunas músicas y ciertos recursos que había descubierto el día anterior. El resultado es el pódcast más elemental de los 72 que he grabado, pero lo suficientemente aceptable para darlo por bueno y echar a rodar.

Algún día habrá que contar bien lo que pasó realmente con Francisco Umbral en aquel programa de Mercedes Milá, pero lo parafrasearé -sin burla- para afirmar que yo he venido hoy a hablar de mi pódcast, es decir: ‘No eran molinos’, el pódcast de Clásicos de la Literatura Española de Radio Nacional que acaba de ganar el Premio Nacional al Fomento de la Lectura. Un premio que me honra compartir, en Córdoba, con el festival Cosmopoética y el suplemento literario Cuadernos del Sur, que lo obtuvieron en 2009. En mi caso, creo que es la primera vez que se gana en Córdoba individualmente, aunque un hombre, un creador o un pódcaster, en realidad, nunca está solo del todo: en Madrid he grabado con decenas de técnicos, pero he aprendido mucho con Jorge Iglesias y Jesús Carreras. En Córdoba con Vanesa Ocretich, con quien he grabado muchos de los mejores.

Así voy aprendiendo, haciendo camino al andar. No sólo Unamuno: Rosalía de Castro, Fray Luis, Carmen Conde, Azorín, Claudio Rodríguez, Gonzalo de Berceo, San Juan de la Cruz, Manuel y Antonio Machado, Lorca, Cela, Baroja, Concha Espina, Fernando de Herrera, Carmen Laforet, Calderón, Buero Vallejo o Lope, o los cordobeses Góngora, Pablo García Baena, Ricardo Molina, el Duque de Rivas o Álvarez Ortega.

Es decir: una fiesta. Es decir: un festín. Los pódcasts son amor por la literatura y es lo que pretenden transmitir. Los clásicos siempre son modernos, y los pódcasts resultan una nueva puerta para entrar a leer. Vivirlo es una belleza: viejos lectores que vuelven a sus libros de ayer, aquellos que han tenido demasiado respeto a unas obras sin atreverse a abrirlas, o lectores jóvenes, de la mano generosa de sus profesores de literatura. Gracias por escucharlos. Y seguimos, con su baile de músicas dando colorido a la palabra y la voz. Porque, como dice la canción de Alberto Ballesteros que cierra cada pódcast, no eran molinos. Eran gigantes.

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