Opinión | Paso a paso

Tabernas venerables

Ruta cultural y económica

En el entramado histórico de Córdoba, las tabernas han desempeñado un papel crucial, convirtiéndose en baluartes de la vida social y cultural. Con la inminente creación de una ruta turística dedicada a estos establecimientos, se nos presenta la oportunidad de reflexionar sobre su legado y su impacto en el presente.

Las tabernas cordobesas, algunas con más de setenta y cinco años, no son meros lugares de esparcimiento; son templos laicos donde se ha fermentado la identidad popular. En sus paredes encaladas y sus suelos de albero, se han forjado amistades inquebrantables y se han dirimido querellas tan antiguas como la propia ciudad.

La iniciativa de promover una ruta turística que recorra estos santuarios etílicos se antoja una maniobra astuta para revitalizar la economía local. Sin embargo, es inevitable abordar con ironía la paradoja de convertir en atracción turística lo que antaño fue bastión de resistencia al bullicio foráneo. ¿No es una contradicción flagrante intentar preservar la autenticidad de estos lugares mientras se les somete al escrutinio de un turismo voraz y superficial?

Es menester que esta ruta turística no se convierta en un mero escaparate de folclore adulterado. Que no se repita el triste destino de aquellos lugares que, en su afán por agradar al visitante, olvidaron su razón de ser. Que las tabernas sigan siendo lo que siempre han sido: refugios de la autenticidad, baluartes de la memoria colectiva.

La verdadera riqueza de las tabernas no reside en su capacidad de atraer visitantes, sino en su poder para preservar una forma de vida. Una vida que, en su aparente sencillez, esconde la complejidad de una cultura que se niega a ser homogeneizada. Al recorrer esta nueva ruta, no olvidemos que cada taberna es un capítulo de la historia cordobesa, escrito con el sudor y la risa de generaciones enteras.

*Mediador y escritor

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